El establecimiento alberga el Armani privé lounge, donde la pantalla de cristal líquido más grande del mundo difunde los desfiles de moda del modista.
El hotel Armani, con suites sobrias a un precio de hasta 10.000 dólares la noche, abrió sus puertas este martes en la torre más alta del mundo, la Burj Jalifa de Dubái, en presencia del modisto italiano.
"Seguí cada etapa de la decoración" y "después de cinco años de trabajo, es maravilloso ver este proyecto cobrar vida", declaró Giorgio Armani, vestido con amiseta negra y pantalón castaño claro.
El primer hotel Armani del mundo ocupa cuatro plantas, de la quinta a la octava, en la torre de 828 metros de altura inaugurada en enero, y también la 38 y la 39, reservadas a las suites lujosas.
Toda en beis, gris pardo y negro, la recepción y las 160 habitaciones del hotel son de un estilo depurado sobriamente inspirado en motivos orientales.
El diseñador italiano confesó en rueda de prensa que dudó en ponerse en contacto con el jefe del gigante inmobiliario Emaar, Mohammad Alabbar, hace cinco años para abrir su primer hotel en la ciudad de todos los excesos.
"A Dubái lo llamaban Las Vegas del desierto, y no comprendía por qué quería este hotel", dijo.
Pero los dos conectaron.
"Queríamos crear un hotel diferente de todos los que existen en el mundo. El proyecto superó mis expectativas", declaró por su parte Alabbar.
El establecimiento alberga ocho restaurantes, entre los que destaca el Armani privé lounge, un salón privado y sombrío donde la pantalla de cristal líquido más grande del mundo difunde los desfiles de moda del modista.
El que quiera verlos tendrá que desembolsar la friolera de 816 dólares por mesa.
En el restaurante italiano, los clientes podrán elegir entre instalarse en salones privados reservados a vinos y champán o una sala dedicada a 49 tipos de puros.
Para poder cumplir todos los caprichos, el hotel también dispone de un spa con capacidad para 300 personas, un comercio de venta de chocolate y un florista.
Las suites disponen de terraza privada con vistas a una fuente musical situada al pie de la torre.
La más barata cuesta 4.000 dirhams (1.089 dólares) y la más cara, 40.000 (10.890 dólares).
Unos precios que no impiden que esté reservado el 90% de sus habitaciones, según sus responsables.
La inauguración del hotel, atrasada una semana a causa del caos aéreo por la cenizas volcánicas, se produce en momentos en que el emirato de Dubái pasa apuros financieros, con una deuda total estimada entre 80.000 millones y 100.000 millones de dólares y con posibilidad de alcanzar, según algunos
expertos, los 170.000 millones.
Mohammad Alabbar espera que su apertura "tenga un efecto positivo" sobre su empresa, pero la agencia de calificación financiera Moody"s estimó el martes que el mercado inmobiliario de Dubái sigue alicaído, y que las perspectivas de Emaar son más bien negativas.
La torre Jalifa, que costó 1.500 millones de dólares, fue inaugurada con gran pompa el 4 de enero por el soberano de Dubái, jeque Mohammad Ben Rached Al Maktum.
Cuenta con 200 plantas, de las cuales 160 ocupadas por apartamentos u oficinas.
Otro hotel con la firma del modista italiano abrirá en Milán el año que viene. AFP
"Seguí cada etapa de la decoración" y "después de cinco años de trabajo, es maravilloso ver este proyecto cobrar vida", declaró Giorgio Armani, vestido con amiseta negra y pantalón castaño claro.
El primer hotel Armani del mundo ocupa cuatro plantas, de la quinta a la octava, en la torre de 828 metros de altura inaugurada en enero, y también la 38 y la 39, reservadas a las suites lujosas.
Toda en beis, gris pardo y negro, la recepción y las 160 habitaciones del hotel son de un estilo depurado sobriamente inspirado en motivos orientales.
El diseñador italiano confesó en rueda de prensa que dudó en ponerse en contacto con el jefe del gigante inmobiliario Emaar, Mohammad Alabbar, hace cinco años para abrir su primer hotel en la ciudad de todos los excesos.
"A Dubái lo llamaban Las Vegas del desierto, y no comprendía por qué quería este hotel", dijo.
Pero los dos conectaron.
"Queríamos crear un hotel diferente de todos los que existen en el mundo. El proyecto superó mis expectativas", declaró por su parte Alabbar.
El establecimiento alberga ocho restaurantes, entre los que destaca el Armani privé lounge, un salón privado y sombrío donde la pantalla de cristal líquido más grande del mundo difunde los desfiles de moda del modista.
El que quiera verlos tendrá que desembolsar la friolera de 816 dólares por mesa.
En el restaurante italiano, los clientes podrán elegir entre instalarse en salones privados reservados a vinos y champán o una sala dedicada a 49 tipos de puros.
Para poder cumplir todos los caprichos, el hotel también dispone de un spa con capacidad para 300 personas, un comercio de venta de chocolate y un florista.
Las suites disponen de terraza privada con vistas a una fuente musical situada al pie de la torre.
La más barata cuesta 4.000 dirhams (1.089 dólares) y la más cara, 40.000 (10.890 dólares).
Unos precios que no impiden que esté reservado el 90% de sus habitaciones, según sus responsables.
La inauguración del hotel, atrasada una semana a causa del caos aéreo por la cenizas volcánicas, se produce en momentos en que el emirato de Dubái pasa apuros financieros, con una deuda total estimada entre 80.000 millones y 100.000 millones de dólares y con posibilidad de alcanzar, según algunos
expertos, los 170.000 millones.
Mohammad Alabbar espera que su apertura "tenga un efecto positivo" sobre su empresa, pero la agencia de calificación financiera Moody"s estimó el martes que el mercado inmobiliario de Dubái sigue alicaído, y que las perspectivas de Emaar son más bien negativas.
La torre Jalifa, que costó 1.500 millones de dólares, fue inaugurada con gran pompa el 4 de enero por el soberano de Dubái, jeque Mohammad Ben Rached Al Maktum.
Cuenta con 200 plantas, de las cuales 160 ocupadas por apartamentos u oficinas.
Otro hotel con la firma del modista italiano abrirá en Milán el año que viene. AFP
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