Pese a que el volcán ha dejado de arrojar lava, ceniza y columnas de humo con la fuerza y frecuencia de las últimas tres semanas, no se descarta una explosión.
Las autoridades filipinas rebajaron hoy el nivel de alerta sobre el peligro de erupción en el volcán Mayon después de que confirmasen una reducción suficiente de la actividad, lo que permitirá a la mayoría de los residentes evacuados volver a sus casas y cultivos.
El Instituto Filipino de Vulcanología y Sismología no descarta la posibilidad de una explosión en cualquier momento, pero el volcán situado a unos 360 kilómetros al sur de Manila ha dejado de arrojar lava, ceniza y columnas de humo con la fuerza y frecuencia de las últimas tres semanas.
El nivel 3 de alerta (el máximo es cinco) advierte del peligro de una posible erupción en semanas.
La gobernación de la provincia de Albay, donde se ubica este volcán de cono perfecto y 2.462 metros de altura, ordenó el levantamiento parcial de los centros de evacuados para que 34.482 personas, de las 50.000 evacuadas, puedan regresar a sus hogares, en un radio de seis a ocho kilómetros del cráter.
El pasado 14 de diciembre, los vulcanólogos dieron la alerta 3 y seis días más tarde la elevaron al nivel 4, que hacía posible una erupción inminente y que establecía un radio de 10 kilómetros de seguridad en torno a monte.
La última explosión del Mayón fue en el 2006 y no causó víctimas mortales, pero dejó una gran acumulación de restos que luego un tifón y lluvias torrenciales convirtieron en ríos de barro que mataron a 1.300 personas en la ciudad de Legazpi y alrededores.
Es uno de los volcanes más activos y bellos de Filipinas y lo visitan cada año cientos de turistas.
En 1814, cuando registró la peor de sus 45 erupciones conocidas, quitó la vida a unas 1.200 personas y enterró a la ciudad de Cagsawa, bautizada desde entonces como "la Pompeya filipina". EFE
El Instituto Filipino de Vulcanología y Sismología no descarta la posibilidad de una explosión en cualquier momento, pero el volcán situado a unos 360 kilómetros al sur de Manila ha dejado de arrojar lava, ceniza y columnas de humo con la fuerza y frecuencia de las últimas tres semanas.
El nivel 3 de alerta (el máximo es cinco) advierte del peligro de una posible erupción en semanas.
La gobernación de la provincia de Albay, donde se ubica este volcán de cono perfecto y 2.462 metros de altura, ordenó el levantamiento parcial de los centros de evacuados para que 34.482 personas, de las 50.000 evacuadas, puedan regresar a sus hogares, en un radio de seis a ocho kilómetros del cráter.
El pasado 14 de diciembre, los vulcanólogos dieron la alerta 3 y seis días más tarde la elevaron al nivel 4, que hacía posible una erupción inminente y que establecía un radio de 10 kilómetros de seguridad en torno a monte.
La última explosión del Mayón fue en el 2006 y no causó víctimas mortales, pero dejó una gran acumulación de restos que luego un tifón y lluvias torrenciales convirtieron en ríos de barro que mataron a 1.300 personas en la ciudad de Legazpi y alrededores.
Es uno de los volcanes más activos y bellos de Filipinas y lo visitan cada año cientos de turistas.
En 1814, cuando registró la peor de sus 45 erupciones conocidas, quitó la vida a unas 1.200 personas y enterró a la ciudad de Cagsawa, bautizada desde entonces como "la Pompeya filipina". EFE
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