Minor Vidal, único sobreviviente del accidente aéreo que conmocionó a los bolivianos el martes pasado, se alimentó con lo que pudo para resistir los días que estuvo perdido en la selva.
El martes pasado, un pequeño avión con siete pasajeros y dos tripulantes que partió de la ciudad de Santa Cruz rumbo a Trinidad en Bolivia, desapareció a minutos de llegar al aeropuerto Jorge Henrich.
El accidente provocó la muerte de ocho de los nueve ocupantes, que fueron rescatados el jueves. Minor Vidal, el único sobreviviente de la caída, fue hallado la mañana del viernes a las 08.15 horas, tras permanecer 61 horas desaparecido.
Historia de un sobreviviente
Minor, un hombre robusto de 35 años y de 1.72 metros de altura, narró que al momento del accidente colocó su cabeza entre sus piernas y se aferró al asiento para salvar su vida.
“A mí me pareció extraño porque estaba volando muy bajo y no se veía nada. Luego, se estrelló, tenía miedo porque comenzaron a arder los motores, había fuego y olor a combustible”, dijo a los Diablos Azules de la Armada Boliviana que lo encontraron.
Un día después del impacto, salió arrastrándose de la nave reducida a escombros y fierros retorcidos y caminó por lo menos 800 metros en la selva hasta que escuchó el motor de dos botes.
Pese a su avanzada deshidratación, consiguió agitar un trozo de tela para que los rescatistas lo ubicaran cerca de la laguna Rosendí, a unos 20 kilómetros al norte de Trinidad, informó el diario boliviano La Razón.
“Durmió tres días en el monte, caminó herido en busca de ayuda, hizo una bandera, se alimentó con lo que pudo y para combatir la deshidratación bebió su orina”, comunicó la ministra de Defensa de Bolivia, Cecilia Chacón.
Según indicó la agencia AP, Minor incluso comió insectos y, además, tenía los conocimientos de supervivencias necesarios, aprendidos de los Boy Scouts y de su afición por los deportes de aventura, para curar sus heridas y detener una hemorragia con hierbas.
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