El presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la cámara baja, Howard Berman, advirtió de que un Irán con armas nucleares es el reto estratégico más grave y urgente que afronta EEUU.
La Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó por abrumadora mayoría nuevas sanciones contra Irán y las empresas que realizan negocios con su Gobierno, como castigo por no suspender su programa nuclear.
La aprobación de la medida, con 412 votos a favor y 12 en contra, no causó sorpresas ya que de antemano contaba con amplio apoyo en ambas cámaras del Congreso.
El Senado aún no ha fijado fecha para votar la medida.
Antes del debate y votación de la medida, el presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la cámara baja, el demócrata Howard Berman, advirtió de que un Irán con armas nucleares "es el reto estratégico más grave y urgente que afronta Estados Unidos".
"Debemos utilizar todos nuestros medios diplomáticos a nuestro alcance, incluyendo sanciones más fuertes, para prevenir que eso se convierta en realidad", enfatizó Berman, copatrocinador de la medida.
Los legisladores aprobaron la medida para presionar a Irán a que ceda a las exigencias de la comunidad internacional y abandone sus ambiciones nucleares.
El Gobierno de Teherán insiste en que su programa de enriquecimiento de uranio tiene fines pacíficos.
Entre otros elementos, la legislación aprobada amplía una ley federal que castiga a empresas extranjeras que invierten más de 20 millones de dólares anuales en el sector energético iraní.
La medida estipula que el Ejecutivo imponga sanciones a empresas energéticas que provean petróleo refinado Irán, ayuden a ese país a importar esos recursos o le ayuden a mantener o expandir sus capacidades para el refinamiento del crudo.
Estados Unidos prohibirá el acceso a su mercado a compañías extranjeras que violen las condiciones de esta legislación, con lo cual tampoco podrán recibir asistencia financiera de instituciones como el Banco de Exportaciones e Importaciones de EE.UU. (U.S. Export-Import Bank).
La iniciativa va más allá del sector energético iraní, pero su principal objetivo es, para efectos prácticos, eliminar las exportaciones de gasolina a Irán, que depende en hasta un 40 por ciento del petróleo refinado y el diesel extranjeros para abastecer sus necesidades.
También restringe la cooperación nuclear de Estados Unidos con países cuyos gobiernos o ciudadanos provean a Irán equipos y materiales que potencien su capacidad en ese ámbito.
Además, impone sanciones al Banco Central de Irán y cualquier institución financiera iraní que esté involucrada en actividades terroristas o de proliferación nuclear, y a aquellas entidades que realicen transacciones financieras con esas instituciones.
El Gobierno del presidente estadounidense, Barack Obama, tendrá que presentar informes cada seis meses sobre las violaciones a la ley, incluyendo a personas que den apoyo material o realicen transacciones financieras con miembros de la Guardia Revolucionaria Islámica.
Grupos como el grupo de presión judío AIPAC elogiaron la aprobación de la medida, al considerar que Estados Unidos no debe permitir que Irán posea armas nucleares y que la legislación, al menos, es una forma "pacífica" que evitará alternativas más severas.
Sin embargo, la legislación también tiene sus críticos, entre éstos el Consejo Nacional para el Comercio Exterior, que consideran que las sanciones no harán mella en el Gobierno iraní sino que terminarán afectando negativamente al pueblo iraní y a empresas de países que intentan resolver la disputa a través de la diplomacia y otras medidas de presión.
EFE
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