El Gobierno norteamericano ha intensificado su guerra comercial contra Pekín.
El agravamiento de la guerra comercial entre EE.UU. y China deja a la potencia asiática ante el dilema de cómo responder a Washington a la vez que intenta mantener un crecimiento económico sostenido.
El anuncio esta semana de Estados Unidos de que aplicará nuevos aranceles del 10 % a importaciones procedentes de China que totalizan 200,000 millones de dólares abre nuevos interrogantes sobre las consecuencias internacionales de este duelo de gigantes.
China ha anunciado que responderá con las medidas que considere necesarias, aunque sin detallarlas, y en su posible arsenal figuran nuevos aranceles, presión a las empresas estadounidenses que operan aquí o una mayor devaluación del yuan.
Pero Pekín también debe cuidar que todo ello no frene su crecimiento económico y los analistas avanzan ya posibles medidas a nivel fiscal o monetario para evitar una ralentización.
Los aranceles estadounidenses podrían tener un impacto en el crecimiento del producto interior bruto (PIB) chino de entre el 0,4 % (según el grupo bancario HSBC) o el 0,5 % (para la consultora Capital Economics).
Posibles medidas
La opción primera para China sería aplicar aranceles contra las importaciones estadounidenses, como ya hizo a comienzos de este mes con la primera tanda de aranceles de Washington (con medidas recíprocas contra importaciones valoradas en 34,000 millones de dólares).
Pero como China importa mucho menos de Estados Unidos que al revés, si el Gobierno de Pekín opta por esa opción y quiere alcanzar el valor de 200,000 millones tendría que optar por aranceles "asimétricos" (por ejemplo, aranceles del 40 % para importaciones por 50,000 millones), explica HSBC en un análisis de la situación.
Otra posibilidad es que Pekín opte por medidas no arancelarias, como presiones, obstáculos o problemas burocráticos a la actividad de las empresas estadounidenses en territorio chino, además de restringir el flujo de turistas con dirección a EE.UU.
Esta opción, la más probable para Capital Economics según explica en una nota a clientes, es la que China ha usado con éxito en otras disputas políticas (contra Japón en 2012 y contra Corea del Sur en 2017), ya que causa importantes perturbaciones económicas.
Una escalada de la tensión "complicaría mucho la vida a las empresas estadounidenses en China", resumen Léon Cornelissen, economista de la consultora Robeco, que aun así vaticina que el gigante asiático será el más perjudicado en general por este conflicto.
EFE
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