Organizaciones nacionales y locales preparan una movilización a nivel estatal que comenzará el miércoles con una vigilia en varias ciudades.
El estado
de Arizona se puede convertir esta semana en el primero del país en
criminalizar la presencia de los inmigrantes indocumentados, por lo que la
comunidad hispana prepara manifestaciones y actos de desobediencia civil.
Organizaciones
nacionales y locales preparan una movilización a nivel estatal que comenzará el
miércoles con una vigilia en varias ciudades, seguida por demostraciones el día
jueves en el Capitolio estatal en Phoenix y en el edificio estatal en Tucson.
Se espera
la llegada de docenas de personas provenientes de California, quienes se unirán
a un movimiento a escala estatal que está pidiendo a la comunidad rechazar la
implementación de
"Creo
que el miedo y el temor que al principio había entre la comunidad hispana ahora
se está convirtiendo en coraje", dijo hoy a Efe Lydia Guzmán, activista de
la organización Respect/Respeto en Arizona.
Guzmán
afirmó que en Arizona, particularmente en Phoenix, se percibe un clima tenso,
que comparó al que se vivió en Los Ángeles en 1992 antes de los violentos
disturbios producidos después de que un jurado declarara inocente a cuatro
agentes de policía que golpearon al afroamericano Rodney King.
"La
gente se está comenzando a cuestionar por qué tienen que vivir escondidos, por
qué tienen que agachar la cabeza", expresó la activista.
La ley
estatal SB1070, que entrará en vigor el próximo jueves, otorga funciones de
agentes de inmigración a los policías locales, quienes podrán cuestionar el
estatus migratorio de cualquier persona que "sospechen" se encuentra
de manera ilegal en EE.UU.
Una vez que
entre en vigor la nueva regulación en Arizona también será un delito emplear o
transportar a un inmigrante indocumentado. La norma también exige que todos los
extranjeros porten sus documentos migratorios.
"La
comunidad se está comenzando a cuestionar hasta qué punto tienen que llegar las
cosas para que el Gobierno federal actúe", enfatizó Guzmán.
Indicó que
con una gran indignación se recibió la noticia de que el alguacil del condado
Maricopa, Joe Arpaio, ya designó una sección especial con el nombre
"1070" dentro de la cárcel de Las Carpas para encerrar a los
indocumentados arrestados bajo la nueva ley.
Las
esperanzas de muchas familias inmigrantes y de activistas están puestas en la
jueza federal Susan Bolton, quien la semana pasada escuchó argumentos de las
demandas presentadas por grupos civiles y el Gobierno federal en contra de la
implementación de
Bolton tiene
tres opciones en sus manos, dejar que la ley entre en vigor, evitar que ciertas
partes sean implementadas o suspenderla por completo.
Hasta el
momento, no ha tomado ninguna decisión, ni ha determinado una fecha para dar a
conocer su determinación.
Mientras
tanto, los negocios cerrados y las múltiples casas en renta en barrios hispanos
son un recordatorio de las familias que continúan dejando el estado.
"Estamos
viendo familias que están dejando a sus hijos mayores, adolescentes con
familiares y amigos para que terminen su escuela secundaria, mientras ellos
encuentran trabajo en otros estados", dijo Guzmán.
Desde hace
unas semanas en ciudades como Phoenix y Tucson es común ver los fines de semana
a familias que llevan a cabo ventas de garaje donde tratan de vender todas sus
pertenencias para recaudar la mayor cantidad de dinero posible.
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