´Mi esposo se niega a compartir la cama conmigo. Duermo en el suelo. Tampoco come la comida que cocino´, testimonia una de las víctimas.
El drama de las 121 mujeres que fueron violadas por las tropas de la milicia Mai Mai el pasado 11 de junio en la aldea de Nakiele en la República Democrática del Congo no termina allí. Ahora sus maridos las repudian.
Estas mujeres son llamadas “esposas de los soldados” por el resto de la población y las acusan de portar sus enfermedades, según publicó el periódico "Mail and Guardian".
"Mi esposo se niega a compartir la cama conmigo. Duermo en el suelo. Tampoco come la comida que cocino, sólo la que hacen mis hermanas para él", mencionó una de las víctimas, una joven de 19 años. Desde la fatídica noche del 11 de junio ya hay 12 esposas que han tenido que salir de sus casas, sin tener un lugar a donde ir.
"Otras veces (las tropas) se contentaban con que les diéramos alguna cabra y comida. Esta vez todo terminó mal", contó Losema Etamo, jefe del poblado y que intenta ahora ayudar a las repudiadas.
Otro terrible caso es el de una mujer de 20 años, otra de las violadas, que le confesó la mañana siguiente a su marido que habían abusado de ella. "Me dijo que ahora soy la esposa de un soldado y que me marchara de la casa. No lo entiendo", relató.
"Me da vergüenza andar por el pueblo. La gente me critica y se burla de mí. Me dicen que soy la pareja de un soldado y me acusan de tener el sida. Mi marido me ha pedido también que deje la casa", dijo otra víctima de 28 años, según informó El Mundo.
Todo forma parte de un maquiavélico rol cultural en el que la violación se considera un tabú en el país. De hecho, la mayoría de las víctimas no denuncia los abusos para evitar el rechazo de su entorno. Las ONG -que trabajan en la zona- calculan que hay decenas de miles de violaciones cometidas en el país que quedan encubiertas. "Aquí las mujeres han tenido la valentía de hablar", manifestó Eugene Byamoni, uno de los psicólogos que les ha prestado asistencia.
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