El bloqueo, que supuso la cancelación de más de 60 mil vuelos, supone más de 2.000 millones de dólares en pérdidas para el sector, estiman las compañías aéreas.
La decisión de cerrar casi por completo el espacio aéreo europeo a raíz de la nube de cenizas volcánicas generó críticas de aerolíneas y expertos, que se preguntaban si los gobiernos no llevaron demasiado lejos el principio de precaución, como con la gripe H1N1.
El lobby de las compañías aéreas, que estiman sus pérdidas en 200 millones de dólares por día, fue la punta de lanza en las críticas, poniendo además en tela de juicio los argumentos científicos sobre la peligrosidad de las partículas que fundamentaron la decisión de bloquear en tierra a los aviones, y con ellos a cientos de miles de pasajeros.
"Los europeos todavía utilizan un sistema basado en un modelo teórico, en lugar de adoptar una decisión basada en hechos y en un estudio de riesgo", afirmó en París el director de la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA), Giovanni Bisignani, que expresó la "insatisfacción" de las líneas aéreas frente a la forma en que los gobiernos están gestionando esta crisis.
A raíz de la nube de cenizas expulsadas por el volcán del glaciar Eyjafjallajojkull, en el sur de Islandia, unos 63.000 vuelos fueron anulados en el espacio aéreo europeo desde el pasado jueves.
Las dudas sobre las estrictas medidas europeas surgieron el fin de semana, luego de que dos compañías aéreas alemanas efectuaran vuelos domésticos sin pasajeros y afirmaran que a destino los aparatos no presentaban "ningún daño".
"Las compañías aéreas y los transportes europeos consideran que la seguridad es una prioridad absoluta pero se interrogan sobre la proporcionalidad de las restricciones impuestas actualmente", advirtió la AIEA, principal asociación de las líneas aéreas europeas y de los administradores aeroportuarios.
A los cuestionamientos sobre la pertinencia de cerrar el espacio aéreo europeo, con un alcance sin precedentes desde los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, se sumaron otros, vinculados con la manifiesta falta de coordinación en la respuesta de los países europeos, que conservan su soberanía en materia de gestión aérea.
-AFP-
El lobby de las compañías aéreas, que estiman sus pérdidas en 200 millones de dólares por día, fue la punta de lanza en las críticas, poniendo además en tela de juicio los argumentos científicos sobre la peligrosidad de las partículas que fundamentaron la decisión de bloquear en tierra a los aviones, y con ellos a cientos de miles de pasajeros.
"Los europeos todavía utilizan un sistema basado en un modelo teórico, en lugar de adoptar una decisión basada en hechos y en un estudio de riesgo", afirmó en París el director de la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA), Giovanni Bisignani, que expresó la "insatisfacción" de las líneas aéreas frente a la forma en que los gobiernos están gestionando esta crisis.
A raíz de la nube de cenizas expulsadas por el volcán del glaciar Eyjafjallajojkull, en el sur de Islandia, unos 63.000 vuelos fueron anulados en el espacio aéreo europeo desde el pasado jueves.
Las dudas sobre las estrictas medidas europeas surgieron el fin de semana, luego de que dos compañías aéreas alemanas efectuaran vuelos domésticos sin pasajeros y afirmaran que a destino los aparatos no presentaban "ningún daño".
"Las compañías aéreas y los transportes europeos consideran que la seguridad es una prioridad absoluta pero se interrogan sobre la proporcionalidad de las restricciones impuestas actualmente", advirtió la AIEA, principal asociación de las líneas aéreas europeas y de los administradores aeroportuarios.
A los cuestionamientos sobre la pertinencia de cerrar el espacio aéreo europeo, con un alcance sin precedentes desde los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, se sumaron otros, vinculados con la manifiesta falta de coordinación en la respuesta de los países europeos, que conservan su soberanía en materia de gestión aérea.
-AFP-
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