La presencia de yodo radiactivo y cesio fue detectada en el agua del grifo en las prefecturas de Tokio, Tochigi, Gunma, Saitama, Chiba y Niigata.
Las autoridades japonesas hallaron restos de yodo radiactivo y cesio en el agua corriente de Tokio y de otras localidades, según informa la agencia de noticias Kyodo.
La presencia de yodo radiactivo y cesio fue detectada en el agua del grifo en las prefecturas de Tokio, Tochigi, Gunma, Saitama, Chiba y Niigata.
"El ministerio ha comenzado a realizar mediciones de la calidad del agua corriente y se han detectado rastros de yodo radiactivo y cesio", dijo un funcionario del Ejecutivo.
Las tasas más altas se registraron en Tochigi, 77 bequerelios por kilogramo de agua de yodo radiactivo y 1,6 becquerel por kilogramo de agua para el cesio, recoge El Mundo en su portal de internet.
En Japón los niveles legales no pueden superar los 300 bequerelios para el yodo y los 200 para el cesio.
Cabe señalar que el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) confirmó también la presencia de yodo radiactivo en productos alimenticios en la prefectura de Fukushima, la región donde se encuentra la planta seriamente dañada por el devastador tsunami que siguió al terremoto del 11 de marzo.
Si bien el yodo radiactivo tiene una vida corta de cerca de 8 días y luego su radiactividad decae naturalmente en cuestión de semanas, hay un riesgo a corto plazo para la salud humana si es absorbido por el cuerpo.
Su ingestión puede llevar a una acumulación en el cuerpo y perjudicar a la tiroides, un peligro que afecta sobre todo a los niños y jóvenes.
Como medida de prevención, las autoridades japonesas dieron el pasado día 16 la orden de repartir tabletas y jarabe de yodo no radiactivo a la población evacuada de la zona de 20 kilómetros de radio alrededor de la planta Fukushima.
La ingestión de yodo estable puede prevenir la acumulación de yodo radiactivo en la tiroides.