La céntrica avenida 18 de Julio de Montevideo volvió a vestirse con sus mejores galas para acoger un cortejo en el que la escasez de ropa y el movimiento de caderas fueron los protagonistas.
A falta de tres semanas para el inicio del carnaval brasileño, el del país vecino, Uruguay, en pleno auge, se convirtió en un singular sambódromo que permitió abrir boca a los aficionados a la sensualidad de la danza oficial carioca, atraídos por el frenesí de las escuelas de samba uruguayas.
La céntrica avenida 18 de Julio de Montevideo, todavía sin recuperarse del desfile que inauguró ayer el "carnaval más largo del mundo", como es conocida la mayor fiesta de Uruguay, volvió a vestirse con sus mejores galas para acoger un cortejo en el que la escasez de ropa y el movimiento de caderas fueron los protagonistas.
"La huella brasileña se nota en todo. En la música, en las mujeres espectaculares que tenemos, en la alegría y en la familia, que convoca a papás, abuelos y nietos. Es hermoso. La samba para mí es lo más grande que hay", explicó a Efe Rosa Freite, presidenta de la Asociación de Escuelas de Samba de Uruguay.
En concreto, siete agrupaciones, tanto de la capital como del interior del país, con su multitud de integrantes, entre bailarinas, "baterías" -instrumentistas- y animadores, se contonearon a lo largo de un kilómetro observados por la gran cantidad de espectadores agolpados a ambos lados de la calle.
Freite fue una de las promotoras de la incorporación al carnaval uruguayo de este desfile, que echó a andar por primera vez hace ocho años y que es, a su juicio, lo más próximo que el carnaval uruguayo puede estar del brasileño.
"Es un país en el que hay mucho candombe, murga, parodistas y revistas y el haber logrado esto para nosotros es lo máximo", añadió esta uruguaya, que ha vivido gran parte de su vida en el departamento de Rivera, fronterizo con Brasil.
A pesar de ser países vecinos, los casi 4.000 kilómetros que separan la capital uruguaya de Salvador de Bahía o los más de 2.000 que dista de Río de Janeiro, no fueron impedimento para hacer de la principal ciudad del pequeño país sudamericano la capital por un día de los tambores, las lentejuelas y los ajustados bikinis.
La fusión de instrumentos típicamente brasileños, las carrozas, así como una gran variedad de mujeres mostrando su destreza con el movimiento y la sensualidad del baile, se dieron la mano con pequeños y grandes "desfilantes" ataviados con llamativos disfraces.
Todos encabezados por las reinas del carnaval, entre ellas las monarcas representantes de las escuelas de samba, que desde su carroza fueron anfitrionas de un desfile que está provisto de premios para las mejores formaciones.
El carnaval uruguayo, conocido por su duración -los actos oficiales se extienden durante dos meses- tiene como principal atractivo el Desfile de Llamadas, que al ritmo del candombe, supone la máxima expresión de la herencia de los esclavos africanos que llegaron a Uruguay en tiempos de la colonia.
Sin embargo, consciente de su duro competidor, Rosa Freite manifestó un claro deseo con respecto al futuro de la samba en Uruguay.
"Que nos acepten más y que entren en este mundo porque es hermoso. Te olvidás de tus penas, te olvidás de tus alegrías. Es un momento de puro placer", concluyó.
EFE
Comparte esta noticia