Abusó y asesinó a al menos 33 jóvenes entre 15 y 22 años. Detrás del disfraz, se encontraba un asesino serial. Se trata de John Wayne Gacy o Pogo el payaso.
El payaso de la saga de Stephen King podría estar inspirado en un payaso real, mucho más sangriento y turbio. El autor estadounidense narró la historia de Pennywise, quien desde las alcantarillas mataba a los niños.
John Wayne Gacy, conocido también como Pogo el payaso, se presentaba en eventos sociales y fiestas infantiles. La pintura en su cara y los trajes de colores que vestía no levantaban sospecha de que por seis años abusó y asesinó a 33 jóvenes, aunque antes de su muerte habría de revelar que el número era mayor.
Para sus vecinos se trataba de una persona ejemplar. Un empresario exitoso que era miembro del comité local del Partido Demócrata en Chicago, señaló el diario El País. Detrás de este atuendo de “buena persona” se encontraba un hombre que engañaba a sus víctimas para llevarlos a su hogar, donde cometía los terribles crímenes.
Entre los años 1972 y 1978, el payaso asesino cometió varios homicidios en Estados Unidos. Era un asesino serial. En el sótano de su casa se encontraban los cadáveres de 26 de sus víctimas. Otros tres cuerpos estaban en otro lugar de su hogar, mientras que los cuatro restantes fueron arrojados a un río cercano.
La historia detrás del traje de payaso
De pequeño, el asesino sufrió de violencia en su hogar por su padre, John Stanley Gacy. A la edad de 9 años, un amigo de la familia abusó de él. Tres años más tarde, a los 11, sufrió de un accidente en un columpio que le dejó un coágulo de sangre que le empezó a provocar desmayos en su adolescencia.
En 1964 dejó Chicago y se mudó a Springfield, donde ejerció como vendedor y conoció a su primera esposa Marlynn Myers, pero la relación terminó cuando John Wayne Gacy admitió haber violado a un menor de edad. Fue sentenciado a 10 años de cárcel, pero a los 16 meses quedó en libertad.
Al salir de prisión, Gacy fundó una empresa de construcción. Se hizo rico rápidamente y compró una vivienda en un exclusivo barrio de Chicago, donde conoció a su segunda esposa, una antigua compañera de secundaria que tenía dos hijas. Se divorciaron en 1976.
Mientras Pogo daba presentaciones en hospitales, la Policía buscaba a un joven de 15 años llamado Robert Piest. La madre del menor contó a los oficiales que Gacy le había ofrecido trabajo, por lo que se dirigieron a la casa de este. Al llegar al sótano, hallaron media docena de cadáveres apilados.
La mayoría de sus víctimas estaban entre los 15 y 16 años. El mayor tenía 22. Muchos fueron abusados, otro fueron asesinados de una puñalada, estrangulados o asfixiados.
Durante el juicio, el Payaso asesino se declaró inocente y alegó tener problemas mentales. Tras unos estudios, su testimonio fue rechazado, ya que los resultados no mostraban que padeciera este tipo de problemas. Por más esfuerzos que hizo la defensa por demostrar que se trataban de accidentes, Gacy ya había confesado ante la Policía y sus abogados que al clavar un cuchillo en el cuerpo de una de sus víctimas esto le produjo excitación, según Infobae.
La prueba más contundente fue la confesión de un adolescente que logró escapar con vida. Pogo le ofreció marihuana desde su vehículo, cuando el joven entró al auto, John Wayne Gacy le colocó un pañuelo con cloroformo para llevarlo a su hogar.
Fue declarado culpable y sentenciado a varias cadenas de cárcel y penas de muerte. El 10 de mayo de 1994 le administraron la inyección letal. Sus últimas palabras fueron: “Matarme no hará regresar a ninguna de las víctimas. ¡El Estado me está asesinando! ¡Bésenme el c**o! Nunca sabrán dónde están los otros cuerpos”.
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