Morales aseguró que será la única vez que se presente a la reelección, tal y como acordó con sus opositores en el proceso de diálogo de finales de 2008.
Evo Morales, el primer presidente
indigenista e izquierdista de Bolivia, va a por su reelección en los comicios
del próximo domingo ante una oposición debilitada y unos rivales que, según los
sondeos, se sitúan a gran distancia.
El gobernante, que el 26 de
octubre pasado cumplió 50 años, llega a las urnas con el propósito de seguir
batiendo récords para continuar con las polémicas reformas sociales, políticas
y económicas que desde enero del 2006 aplica en Bolivia.
Evo Morales nació en la comunidad
de Isallavi, en la región andina de Oruro, en una humilde familia aimara. Tuvo
seis hermanos de lo que solo viven dos: Hugo y Esther.
Tiene además dos hijos
adolescentes de madres distintas, pero aún no se ha casado porque, según ha
explicado, las actividades del Gobierno copan todo su tiempo.
En su infancia y juventud,
Morales fue pastor de llamas, panadero, albañil y trompetista, antes de su
éxito como jefe de los productores de coca de su país, sector de donde pasó a
liderar un movimiento campesino que le catapultó a
Morales estudió hasta el
bachillerato. En los últimos años ha recibido doctorados "honoris
causa" en universidades de Bolivia, Argentina, Ecuador, Rusia, Venezuela,
Panamá y República Dominicana.
Su determinación para
"refundar" el país y enfrentarse a sus opositores, su alianza con
amigos como el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, su alto perfil mediático y
su dominio de los sindicatos han despertado en Bolivia tanto entusiasmo como
intenso rechazo.
Ejemplo de ello es por un lado el
apoyo que reciben sus políticas de nacionalización de la economía y de reparto
de bonos a niños, mujeres y mayores de 60 años y, por el contrario, sus ataques
al Poder Judicial que han dejado a este órgano casi inoperante.
Sus relaciones externas también
levantan polémica, pues Morales es uno de los miembros firmes de
En Bolivia, sus seguidores no
ocultan su deseos de verlo muchos años en el poder para avanzar en su
"proceso de cambio", en tanto que sus detractores lo acusan de
dictador y autoritario.
Pero tras cuatro años en los que
la polaridad marcó su gestión, Morales aparece ahora en una posición política
interna más cómoda con opositores disminuidos de fuerza en las regiones y con
la posibilidad de reeditar otro triunfo en las urnas el domingo.
Actualmente su partido controla
más regiones que cuando llegó al poder, los opositores más duros están
salpicados con denuncias de terrorismo, otros mantienen un perfil bajo e
incluso radicales de derecha de la rica región de Santa Cruz se han unido al
oficialismo.
El último triunfo de Morales ha
consistido en lograr en enero pasado la aprobación en un referendo de una nueva
Constitución con 61,4 por ciento de apoyo, tras una ardua negociación con parte
de la oposición que modificó una parte del texto constitucional.
Antes de ello, en agosto del
2008, Morales fue ratificado en su cargo con un 67,4 por ciento en un referendo
sobre mandatos.
Estos días, Morales ha expresado
su sueño de ganar la reelección con un 70 por ciento de respaldo para tener el
control de la futura Asamblea Legislativa Plurinacional, lo que supone 16
puntos más que los logrados en diciembre del 2005 cuando obtuvo un 53,7 por
ciento.
Pese a llevar cuatro años de Jefe
de Estado, Morales ha admitido a lo largo de su campaña que ahora sí está
preparado para gobernar después de lo aprendido durante su gestión.
Si Morales gana el domingo, como
anticipan todas las encuestas sin excepción, gobernará cinco años más, hasta el
2014, cuando será uno de los pocos presidentes bolivianos que más tiempo ocupó
el Palacio Quemado de
EFE
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