Francois Bazaramba, de 59 años, participó en el genocidio en el municipio ruandés de Nyakizu al inducir el asesinato de al menos cinco personas, según el tribunal.
Un tribunal de Porvoo (Finlandia) condenó hoy a cadena perpetua a un ex pastor de la Iglesia Baptista de Ruanda por ser uno de los instigadores del genocidio perpetrado en el país centroafricano en 1994, en el que fueron asesinadas más de 800.000 personas en menos de tres meses.
Según el tribunal, el condenado, Francois Bazaramba, de 59 años, participó en el genocidio en el municipio ruandés de Nyakizu entre abril y mayo de 1994 al ordenar o instigar el asesinato de al menos cinco personas de etnia tutsi.
Además, fue el organizador de varios ataques perpetrados por miembros de la etnia hutu contra la población tutsi que causaron la muerte de numerosas personas y la destrucción de sus propiedades, según el tribunal.
Bazaramba, quien se declaró inocente en todo momento, llegó a Finlandia en 2003 para pedir asilo político, pero no le fue concedido porque poco después varios testigos le acusaron de genocidio.
Las autoridades finlandesas decidieron detenerle en abril de 2007, después de que la investigación policial encontrase numerosos indicios de delito.
Posteriormente, Ruanda solicitó su extradición, aunque el Ministerio de Justicia finlandés la rechazó alegando que en el país africano no existían garantías de que fuese a recibir un juicio justo.
La investigación policial del caso duró más de dos años, durante los cuales agentes finlandeses visitaron Ruanda en varias ocasiones e interrogaron a más de un centenar de testigos.
Este juicio es el primero que se celebra en Finlandia por genocidio, y según varios medios locales, ha costado al país nórdico más de un millón de euros.
EFE
Según el tribunal, el condenado, Francois Bazaramba, de 59 años, participó en el genocidio en el municipio ruandés de Nyakizu entre abril y mayo de 1994 al ordenar o instigar el asesinato de al menos cinco personas de etnia tutsi.
Además, fue el organizador de varios ataques perpetrados por miembros de la etnia hutu contra la población tutsi que causaron la muerte de numerosas personas y la destrucción de sus propiedades, según el tribunal.
Bazaramba, quien se declaró inocente en todo momento, llegó a Finlandia en 2003 para pedir asilo político, pero no le fue concedido porque poco después varios testigos le acusaron de genocidio.
Las autoridades finlandesas decidieron detenerle en abril de 2007, después de que la investigación policial encontrase numerosos indicios de delito.
Posteriormente, Ruanda solicitó su extradición, aunque el Ministerio de Justicia finlandés la rechazó alegando que en el país africano no existían garantías de que fuese a recibir un juicio justo.
La investigación policial del caso duró más de dos años, durante los cuales agentes finlandeses visitaron Ruanda en varias ocasiones e interrogaron a más de un centenar de testigos.
Este juicio es el primero que se celebra en Finlandia por genocidio, y según varios medios locales, ha costado al país nórdico más de un millón de euros.
EFE
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