El retorno del carismático Lee a la cúpula del grupo que fundó su padre se esperaba desde diciembre, cuando recibió un indulto del Gobierno coreano.
El surcoreano Lee Kun-hee volvió hoy a tomar las riendas de la mayor compañía tecnológica del mundo, Samsung Electronics, pese al escándalo que rodeó su condena por evasión fiscal en 2008.
El retorno del carismático Lee, de 68 años, a la cúpula del grupo que fundó su padre se esperaba desde diciembre, cuando su expediente delictivo quedó cancelado por un indulto del Gobierno.
Pese a sus problemas con la justicia, el magnate está considerado como el hombre que logró transformar Samsung, nacida en 1938 como fabricante de frigoríficos y televisiones baratas, en uno de los gigantes tecnológicos del planeta, responsable del 20 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) de Corea del Sur.
Lee estuvo al frente del mayor conglomerado surcoreano durante más de veinte años, hasta que en 2008 fue acusado de corrupción, evasión fiscal y prevaricación, un escándalo que le obligó a dimitir e hizo temblar los cimientos de la compañía.
La justicia encontró al poderoso empresario culpable de haber evadido 45 millones de dólares y le condenó a tres años de cárcel, aunque suspendió la pena en un acto de "comprensión" bastante habitual en Corea del Sur con los dirigentes empresariales.
El indulto posterior fue una nueva prueba de la estrecha relación entre el tejido empresarial y el Gobierno, que perdonó a Lee en beneficio, según dijo, de los intereses "económicos y deportivos" de Corea del Sur.
El argumento esgrimido fue que Lee es miembro del Comité Olímpico Internacional (COI) y, una vez indultado, podría recuperar su estatus y respaldar la candidatura de la ciudad surcoreana de PyeongChang como sede de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2018.
Considerado el artífice del modelo de desarrollo que convirtió al grupo en líder del siglo XXI, Lee fue reclamado por los directivos de Samsung para que los guíe de nuevo "ante la incertidumbre de la economía global", según la agencia surcoreana Yonhap.
En un breve comunicado recogido por Yonhap, Lee reconoció que el mundo atraviesa "una crisis real en la que compañías globales están hundiéndose".
"En la próxima década, la mayoría de los principales negocios y productos de Samsung habrán desaparecido", añadió el veterano empresario, que consideró que es el momento de "empezar de nuevo".
Pese a estas advertencias, lo cierto es que el gigante de la tecnología está vadeando la crisis con relativa comodidad.
Es el primer fabricante mundial de microchips y el segundo de móviles, aunque con una competencia cada vez mayor de los productos de China y Japón, además de la creciente popularidad de los teléfonos de última generación de firmas como Apple o Google. EFE
El retorno del carismático Lee, de 68 años, a la cúpula del grupo que fundó su padre se esperaba desde diciembre, cuando su expediente delictivo quedó cancelado por un indulto del Gobierno.
Pese a sus problemas con la justicia, el magnate está considerado como el hombre que logró transformar Samsung, nacida en 1938 como fabricante de frigoríficos y televisiones baratas, en uno de los gigantes tecnológicos del planeta, responsable del 20 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) de Corea del Sur.
Lee estuvo al frente del mayor conglomerado surcoreano durante más de veinte años, hasta que en 2008 fue acusado de corrupción, evasión fiscal y prevaricación, un escándalo que le obligó a dimitir e hizo temblar los cimientos de la compañía.
La justicia encontró al poderoso empresario culpable de haber evadido 45 millones de dólares y le condenó a tres años de cárcel, aunque suspendió la pena en un acto de "comprensión" bastante habitual en Corea del Sur con los dirigentes empresariales.
El indulto posterior fue una nueva prueba de la estrecha relación entre el tejido empresarial y el Gobierno, que perdonó a Lee en beneficio, según dijo, de los intereses "económicos y deportivos" de Corea del Sur.
El argumento esgrimido fue que Lee es miembro del Comité Olímpico Internacional (COI) y, una vez indultado, podría recuperar su estatus y respaldar la candidatura de la ciudad surcoreana de PyeongChang como sede de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2018.
Considerado el artífice del modelo de desarrollo que convirtió al grupo en líder del siglo XXI, Lee fue reclamado por los directivos de Samsung para que los guíe de nuevo "ante la incertidumbre de la economía global", según la agencia surcoreana Yonhap.
En un breve comunicado recogido por Yonhap, Lee reconoció que el mundo atraviesa "una crisis real en la que compañías globales están hundiéndose".
"En la próxima década, la mayoría de los principales negocios y productos de Samsung habrán desaparecido", añadió el veterano empresario, que consideró que es el momento de "empezar de nuevo".
Pese a estas advertencias, lo cierto es que el gigante de la tecnología está vadeando la crisis con relativa comodidad.
Es el primer fabricante mundial de microchips y el segundo de móviles, aunque con una competencia cada vez mayor de los productos de China y Japón, además de la creciente popularidad de los teléfonos de última generación de firmas como Apple o Google. EFE
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