La parte puente comienza en Suecia y luego de 8 kilómetros se adentra en el agua. La estructura sirve para el transportes de autos y trenes y su pilar más alto mide 204 metros.
(Agencia N+1 / Víctor Román) La ciudad de Malmö está ubicada al sur de la península sueca, a solo unos kilómetros de Copenhague, la capital danesa. Sin embargo, aunque están relativamente, cerca las divide el helado mar Báltico, por eso en 1991 ambos países decidieron unir sus ciudades con un puente que ha resultado ser toda una maravilla de la ingeniería.
Llamado Oresund (en honor al estrecho que divide ambas ciudades), este puente ya existía como idea desde la década de los años 30 pero debido a la Segunda Guerra Mundial, problemas políticos y de financiamiento, su construcción se fue posponiendo hasta el año 1995. Terminado en el 99 e inaugurado en el 2000 este puente fue una ingeniosa solución para muchos problemas.
Primero se había pensado en construir un túnel, pero el costo de hacer una infraestructura así por más de 16 kilómetros (la distancia entre Malmö y Copenhague) era prohibitivo. Luego se pensó en un puente, pero éste podría impedir el tránsito de barcos en esa zona. Además, para el lado danés estaba el aeropuerto Copenhague-Kastrup y la estructura debía ser no tan alta como para representar un riesgo a los aviones.
Para solucionar todo eso, los ingenieros idearon una construcción que deja con la boca abierta a quien la observa: un puentunel.
La parte puente comienza desde Suecia, el cual luego de 8 kilómetros se adentra en el agua, no sin antes pasar por una isla artificial llamada Kastrup que sirve como soporte para que el mar no entre en la construcción. Luego, una vez bajo el agua, el túnel recorre otros 4 kilómetros hasta territorio danés.
Algunos datos interesantes son que el puente mide exactamente 7 845 metros, lo cual lo convierte en el más largo de Europa. Además, sirve para el transporte de autos y trenes. Su pilar más alto mide 204 metros, cuenta con tres tramos, y pesa un total de 82.000 toneladas. Las torres centrales fueron colocadas por la grúa flotante más grande del mundo, y están diseñadas para que el puente no se destruya ni aunque un avión choque con ellas.
El túnel, por su parte, mide exactamente 4 050 metros. Los segmentos fueron remolcados desde el lugar de fabricación y colocados mediante tecnología GPS, para después ser sumergidos y colocados sobre una base nivelada en el fondo del mar previamente preparada.
Toda la estructura sirve como transporte a un cable de datos que conecta Europa central con Finlandia.
Otro de los problemas que el puente habría de solucionar fue que en los años 90 Copenhague y Malmö tenían necesidades complementarias. Mientras que la última tenía más puestos de trabajo, la capital danesa tenía viviendas con precios más bajos. Además, la reciente apertura de fronteras en Europa hacía que la construcción de dicho túnel sea mucho más sencilla desde el punto de vista legal.
Por eso, aunque el puente Oresund cruza la frontera entre Dinamarca y Suecia, durante muchos no hubo inspecciones de pasaportes. Esta situación cambió desde enero del 2016, cuando debido a la crisis migratoria europea, los chequeos se volvieron significativamente más estrictos.
Sin embargo, más allá de su importancia estratégica, social o geopolítica, el puente es un ejemplo del ingenio humano para solucionar problemas complejos sin dejar de lado la estética y la elegancia. Ciencia, ingeniería y belleza.
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