En un comunicado la ONG aseguró que esa presencia no violenta en el propio corazón de las centrales, sino que prueba su extrema vulnerabilidad.
Greenpeace anunció que, aunque la Policía ha desalojado a los activistas de su organización que se infiltraron esta mañana en la central nuclear de Nogent-sur-Seine, al sureste de París, otros miembros se han introducido en otras instalaciones nucleares.
"Escondidos desde esta mañana, han logrado desplazarse por esos lugares sin haber sido descubiertos por las fuerzas de seguridad y los sistemas de vigilancia", indicó en un comunicado la ONG, para quien esa "presencia no violenta en el propio corazón de las centrales prueba su extrema vulnerabilidad".
Los activistas ecologistas habían conseguido subir a la cúpula de uno de los dos reactores del complejo de Nogent-sur-Seine, a un centenar de kilómetros de París, a las 7.30 locales (6.30 GMT) con la intención de pintar una señal de peligro.
Greenpeace confirmó que esta primera operación fue descubierta por los agentes, pero se congratuló de que estos no se hayan percatado de sus intervenciones en otras centrales, en las que se quería "entregar pacíficamente el mensaje de que la energía nuclear segura no existe".
La organización destacó que por el momento no va a dar precisiones sobre el número de integrantes presentes en esas otras instalaciones, ni sobre el nombre de los enclaves afectados.
"¿Areva, EDF, las fuerzas del orden y los responsables políticos pretenden que las centrales francesas están vigiladas y que los militantes de Greenpeace han sido inmediatamente localizados? ¡Les corresponde a ellos encontrarlos!", destacó el grupo en esa nota.
Con ese nuevo comunicado quiso dejar claro que en este juego "del gato y el ratón" entre los activistas y las autoridades, "que disponen de medios colosales, solo hay un verdadero perdedor, el ciudadano, que piensa que está a salvo de centrales que se presentan como las más seguras del mundo".
La agrupación antinuclear había aprovechado esta mañana para cargar contra la auditoría encargada por el Gobierno francés sobre las instalaciones nucleares del país tras el desastre de Fukushima en Japón, y en particular el hecho de que se haya limitado a evaluar el riesgo de fenómenos naturales, como un terremoto o una inundación.
"Los riesgos de origen humano tendrían que haber sido integrados en este análisis, en una acción de revisión global de la seguridad, afirmó antes de volver a insistir en que pese a las "medidas excepcionales y dignas de las mejores películas de acción" de las que el Ejecutivo se jacta "los militantes de Greenpeace muestran hoy que las instalaciones nucleares francesas son muy frágiles".
El ministro francés de Industria y Energía, Éric Besson, señaló hoy que si se confirmaba la infiltración de Greenpeace, quería decir "que ha habido disfunciones y que habrá que tomar disposiciones para que no se reproduzca".
EFE
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