A dos años del inicio de la guerra entre el Ejército sudanés y las Fuerzas de Apoyo Rápido, Sudán enfrenta una catástrofe humanitaria con millones de desplazados, hambruna y violencia incesante.
El 15 de abril de 2023, Sudán se sumergió en una guerra civil cuando estallaron enfrentamientos en Jartum, la capital del país, entre el Ejército, liderado por el general Abdelfatah al Burhan, y las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), bajo el mando de Mohamed Hamdan Dagalo, alias Hemedti. Lo que comenzó como una disputa por el control político y militar ha desencadenado una de las peores crisis humanitarias del mundo, con decenas de miles de muertos y más de 12,5 millones de desplazados.
A dos años del conflicto, la recuperación de la capital por parte del Ejército marca un avance significativo, pero la violencia persiste en regiones como Darfur, y la ausencia de un acuerdo político mantiene al país al borde de la fragmentación.
Avances militares: Jartum bajo control del Ejército
En marzo de este año, el Ejército sudanés anunció que Jartum estaba "libre" de paramilitares tras una ofensiva que incluyó la recuperación de Omdurmán en enero y Jartum Norte en febrero. Según la agencia de noticias EFE, las FAR, debilitadas, abandonaron la capital y se replegaron hacia Darfur, su bastión histórico, y algunas zonas de Kordofán.
Este repliegue no significa el fin del conflicto. En Darfur, los combates continúan, especialmente en Al Fasher, capital de Darfur Norte, que permanece bajo asedio. El domingo pasado, las FAR tomaron el campo de desplazados de Zamzam, donde murieron más de 350 personas, según reporto EFE, y entre 60 000 y 80 000 familias fueron desplazadas, de acuerdo con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
La guerra ha devastado a la población sudanesa. Según la ONU, más de 30 millones de personas, más de la mitad de los 51 millones de habitantes del país, necesitan asistencia humanitaria.
Darfur: epicentro de la violencia
Darfur, cuna de las FAR, sigue siendo el principal escenario de enfrentamientos. Las FAR, herederas de las milicias Yanyauid, han sido acusadas de crímenes de lesa humanidad, incluyendo violencia sexual generalizada, violaciones y esclavitud sexual, según un informe de Amnistía Internacional (AI) publicado en abril de 2025.
"Durante los últimos dos años, las Fuerzas Armadas de Sudán, las FAR y sus aliados han cometido crímenes atroces, como violencia sexual contra mujeres y niñas", afirmó Erika Guevara Rosas, directora de Investigación de AI.
En Zamzam, la situación es crítica. Altahir Hashim, un activista con familia en el campo, declaró a The Guardian: "Zamzam, como campo de desplazados internos, ya no existe. Las Fuerzas de Seguridad Revolucionarias (RSF) lo han invadido por completo: asesinan, violan, queman y cometen todo tipo de atrocidades".

Crisis humanitaria sin precedentes
La guerra ha devastado a la población sudanesa. Según la ONU, más de 30 millones de personas, más de la mitad de los 51 millones de habitantes del país, necesitan asistencia humanitaria. La Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó que 16 millones de niños están en riesgo, mientras que 4,9 millones de menores de cinco años, mujeres embarazadas y lactantes sufrieron desnutrición aguda en 2024, un 22% más que en 2023.
El conflicto ha desplazado a 12,6 millones de personas dentro de Sudán, y casi 4 millones han huido a países vecinos como Chad y Sudán del Sur. Save the Children denunció que "cada 10 segundos un niño se ve obligado a huir de su hogar", y la ONG Plan International UK advirtió que 25 millones de personas podrían enfrentar inanición pronto.
La respuesta humanitaria enfrenta obstáculos. "Los ataques a hospitales, saqueos de suministros y la inseguridad en las carreteras han paralizado la respuesta humanitaria", señaló el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR). La interrupción de la financiación de Estados Unidos a la ayuda humanitaria global, según EFE, agrava aún más la situación.

Sin solución política a la vista
A pesar de los esfuerzos internacionales, como las negociaciones en Arabia Saudí o la conferencia organizada por el Reino Unido en Londres el 15 de abril de 2025, no hay un horizonte claro para la paz. Las FAR intentaron establecer un gobierno paralelo en Darfur, mientras el Ejército se aferra a su legitimidad estatal sin ofrecer un plan de reconciliación.
Clementine Nkweta-Salami, coordinadora de la ONU en Sudán, afirmó: "No es sólo una crisis de cifras, es una crisis de humanidad".
La comunidad internacional ha sido criticada por su inacción. Volker Türk, alto responsable de derechos humanos de la ONU, dijo a The Guardian que los ataques a gran escala en Darfur "dejaron muy claro el costo de la inacción de la comunidad internacional".
Una guerra ignorada por el mundo
Organizaciones como Amnistía Internacional han denunciado la indiferencia global. "Es alarmante que el Consejo de Seguridad de la ONU no haya implementado un embargo de armas integral a Sudán para detener el flujo constante de armas que alimenta estos crímenes atroces", señaló Erika Guevara Rosas. Leni Kinzli, del Programa Mundial de Alimentos, añadió: "No vemos en Sudán el mismo nivel de atención internacional que en otras crisis".
El conflicto, que enfrenta a antiguos aliados del golpe de 2021, tiene raíces en la caída del dictador Omar al Bashir en 2019 y las tensiones por la integración de las FAR en el Ejército. Mientras Sudán arde, la comunidad internacional enfrenta el desafío de priorizar una crisis que, según la ONU, "sigue desarrollándose ante nuestros ojos".
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