Una investigación sugiere que una roca traida en una misión a la Luna proviene en realidad de la Tierra. ¿Cómo llegó allí? Esto dicen los científicos.
(Agencia N+1 / Víctor Román). En 1971 los astronautas de la misión Apolo 14 regresaron de la Luna trayendo un conjunto de muestras. Ahora, una investigación publicada en Earth and Planetary Science Letters, sugiere que una de esas rocas en realidad es un pedazo de nuestro propio planeta que fue a parar a nuestro satélite hace millones de años.
"La Tierra ha sido golpeada por muchas cosas muy grandes, y es posible que algunos de esos impactos hayan expulsado material lo suficientemente lejos como para poder escapar de las garras de la Tierra y llegar a la Luna", dice William Bottke del Instituto de Investigaciones en Colorado.
No parece venir de la Luna
Un pedazo de esas rocas es la que fue examinado por Jeremy Bellucci del Museo Sueco de Historia Natural y sus colegas. Ellos encontraron el objeto en un diminuto trozo de granito en una roca lunar traída por los astronautas del Apollo 14 de la NASA.
Los investigadores evaluaron la composición química y las propiedades físicas de los cristales de circón en esta pieza de granito para descubrir cómo se formaron y descubrieron que los cristales se formaron en un entorno mucho más rico en oxígeno que la Luna, y a temperaturas inusualmente bajas y altas presiones para las rocas lunares.
"Si se formó en la luna, debe haberse formado a 167 kilómetros de profundidad", dice Bellucci. Incluso un impacto masivo en la luna no podría desenterrar rocas desde tan abajo, afirma. Aunque es posible que la roca se formara en condiciones inusuales en la Luna, el investigador dice que la explicación más simple es que la roca realmente vino de la Tierra porque es similar a las rocas que se forman en el magma.
Un vistazo a nuestro pasado
Por su parte, Bottke parece estar de acuerdo con lo señalado por el equipo de Bellucci. "Lo que han señalado es una inconsistencia interesante y han señalado una posible hipótesis, y ahora podemos averiguar si contiene agua o no", dice a New Scientist.
Debido a que este potencial meteorito terrestre es muy viejo, probablemente se formó hace unos cuatro mil millones de años, lo que lo convierte en una de las rocas más antiguas de nuestro planeta que jamás hayamos encontrado.
La roca podría enseñarnos cómo era la superficie de la Tierra poco después de que se formó hace unos 4.500 millones de años. La luna ha cambiado mucho menos desde que se formó la Tierra, por lo que es un lugar perfecto para almacenar una cápsula del tiempo desde los primeros años de nuestro planeta.
Esta noticia ha sido publicada originalmente en N+1, ciencia que suma.
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