El boque de hielo, bautizado como B17B, provocó que cientos de casquetes polares, se extiendan a lo largo de miles de kilómetros del océano al norte de la Antártida.
Un iceberg de 115 kilómetros cuadrados se rompió en cientos de bloques de hielo que ahora son arrastrados por la corriente con dirección a Australia.
En los últimos días, el gigantesco bloque de hielo, que inicialmente tenía 19 kilómetros de largo y 8 kilómetros de ancho, ha visto reducido su tamaño en casi un 30 por ciento, según el geólogo australiano Neal Young, de la División Antártica Australiana, que realiza el seguimiento de estas moles.
La fragmentación del iceberg ha provocado que ahora cientos de casquetes polares, algunos de varios kilómetros de longitud, se extiendan a lo largo de miles de kilómetros de océano al norte de la Antártida.
Young explicó que el fenómeno se debe a la mayor temperatura del agua -entre seis y ocho grados centígrados-, que poco a poco ha ido derritiendo la parte sumergida del bloque de hielo.
El científico aseguró que se espera que se derrita completamente antes de arribar al extremo meridional de Australia, como sucedió hace un mes con un grupo de más de cien casquetes que se dirigían a Nueva Zelanda, pero prefirió no hacer pronósticos demasiado precisos.
Las autoridades australianas emitieron la semana pasada un aviso a los barcos que circulan por la zona cuando avistaron el gigantesco iceberg a 1.700 kilómetros al sur de la isla de Macquarie.
El bloque de hielo, que ha sido bautizado por los científicos como B17B, forma parte de otro tres veces mayor que se desprendió hace diez años de la meseta del Mar de Ross en el continente helado.
La mayoría de expertos suele atribuir estos fenómenos al cambio climático, puesto que el aumento de la temperatura del mar acelera el proceso de fragmentación de los polos.
Sin embargo, algunos geólogos mantienen que en la presencia de icebergs cada vez más lejos de las masas polares influyen también factores exógenos al calentamiento global como las corrientes o el hecho de estar constituidos por nieve consolidada en vez de agua salada.
EFE
En los últimos días, el gigantesco bloque de hielo, que inicialmente tenía 19 kilómetros de largo y 8 kilómetros de ancho, ha visto reducido su tamaño en casi un 30 por ciento, según el geólogo australiano Neal Young, de la División Antártica Australiana, que realiza el seguimiento de estas moles.
La fragmentación del iceberg ha provocado que ahora cientos de casquetes polares, algunos de varios kilómetros de longitud, se extiendan a lo largo de miles de kilómetros de océano al norte de la Antártida.
Young explicó que el fenómeno se debe a la mayor temperatura del agua -entre seis y ocho grados centígrados-, que poco a poco ha ido derritiendo la parte sumergida del bloque de hielo.
El científico aseguró que se espera que se derrita completamente antes de arribar al extremo meridional de Australia, como sucedió hace un mes con un grupo de más de cien casquetes que se dirigían a Nueva Zelanda, pero prefirió no hacer pronósticos demasiado precisos.
Las autoridades australianas emitieron la semana pasada un aviso a los barcos que circulan por la zona cuando avistaron el gigantesco iceberg a 1.700 kilómetros al sur de la isla de Macquarie.
El bloque de hielo, que ha sido bautizado por los científicos como B17B, forma parte de otro tres veces mayor que se desprendió hace diez años de la meseta del Mar de Ross en el continente helado.
La mayoría de expertos suele atribuir estos fenómenos al cambio climático, puesto que el aumento de la temperatura del mar acelera el proceso de fragmentación de los polos.
Sin embargo, algunos geólogos mantienen que en la presencia de icebergs cada vez más lejos de las masas polares influyen también factores exógenos al calentamiento global como las corrientes o el hecho de estar constituidos por nieve consolidada en vez de agua salada.
EFE
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