El mural con los clásicos adversarios de la antigua Roma forma parte de una bodega ubicada en la ciudad sepultada por la erupción del Vesubio.
Un fresco que muestra la cruenta lucha de dos gladiadores, heridos y bañados en sangre, es el último hallazgo en las excavaciones del yacimiento de Pompeya , la ciudad romana sepultada y arrasada por la erupción del Vesubio hace dos milenios.
Los gestores del parque arqueológico anunciaron hoy en un comunicado el descubrimiento de este fresco que representa un combate entre dos gladiadores y que ha sido encontrado en la Regio V, la zona en la que últimamente se centran las excavaciones.
Imploraba salvación
El dibujo revive la lucha entre un "mirmillone" o murmillo, un tipo de gladiador caracterizado por su casco en forma de pez, y un tracio, con armas procedentes de la antigua Tracia, lo que actualmente la región balcánica del mar Egeo.
El primero, con postura triunfal, empuña una "gladium", una espada corta, y luce un gran escudo dorado y un casco con visera y penacho, mientras que el segundo, prácticamente derrotado, aparece con el escudo en el suelo, herido y gesticulando con la mano izquierda.
"Hay un gesto singular que el luchador herido hace con la mano, quizá para implorar su salvación. Es el gesto de 'ad locutia", hecho habitualmente al emperador o al general para solicitar la gracia", explica el director general de Pompeya, Massimo Osanna.
En antigua taberna de gladiadores
El fresco, de 112 cm por 150 cm, ha sido encontrado en la sala de una casa que se encuentra en la encrucijada entre la callejuela de los Balcones y la de las Bodas de Plata, tiene forma trapezoidal y se encontraba bajo una escalera, presumiblemente en una bodega.
Los expertos creen que probablemente decoraba una taberna frecuentada por gladiadores, comerciantes y prostitutas.
Osanna destaca la representación "extremadamente realista" de las heridas, como la que muestra en la muñeca el derrotado y de la que emana la sangre que empapa sus ropajes, hasta las piernas.
El ministro de Cultura italiano, Dario Franceschini, ha celebrado este último descubrimiento que, a su parecer, demuestra un cambio de rumbo en la gestión del yacimiento, hasta hace algunos años sumido en el descuido y afectado por hurtos y derrumbes.
"Hoy Pompeya es una historia de éxito con millones de turistas más. Es un lugar acogedor y, sobre todo, al que se ha regresado para investigar mediante nuevas excavaciones", apunta el ministro.
Pues en su opinión, este último tesoro demuestra que Pompeya, sepultada por la violenta erupción del Vesubio en el 79 d.C y redescubierta en el siglo XVIII, es "una mina inagotable para el conocimiento de los arqueólogos de hoy y del futuro".
EFE
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