Irán ha dado respaldo al proyecto chino para relanzar relaciones comerciales a través del corazón de Asia hacia el oeste, la nueva Ruta de la Seda impulsada por Pekín y que Teherán ha hecho suya.
Irán y China anunciaron una sociedad estratégica orientada a multiplicar sus lazos bilaterales en todos los campos y a impulsar la "Ruta de la Seda" del siglo XXI, en el marco de la visita oficial del presidente chino, Xi Jinping, a Teherán.
Xi llegó anoche a la capital iraní acompañado por una numerosa delegación en el primer viaje de un mandatario chino al país en 14 años y la primera, y muy significativa, visita de un jefe de Estado extranjero a Irán desde la entrada en vigor del acuerdo nuclear que puso fin a las sanciones sobre su economía.
El presidente chino mantuvo una reunión con su colega iraní, Hasán Rohaní, y también con el líder supremo Alí Jameneí, en encuentros diseñados para resaltar la estrecha sintonía bilateral y el deseo de cooperar sin restricciones, particularmente en el campo económico y comercial.
Tras su encuentro, Xi y Rohaní anunciaron la consecución de un "acuerdo integral" para constituirse como "socios estratégicos" y avanzar sus relaciones en temas tan diversos como la política, la economía y la cultura, así como en cuestiones judiciales, de seguridad y defensa, y en la esfera regional e internacional.
Como parte de esta aproximación, se firmaron hasta 17 acuerdos de cooperación en prácticamente casi todos los campos, en una clara afirmación de la evidente sintonía del deseo de abrir "un nuevo y fructífero capítulo" en las centenarias relaciones bilaterales.
"Hoy hemos discutido respecto al impulso de las relaciones estratégicas de los dos países, que plasmaremos en un documento para los próximos 25 años, y sobre el aumento de nivel de cooperación bilateral en los próximos 10 años hasta llegar a los 600.000 millones de dólares", explicó Rohaní al término del encuentro.
Rohaní mostró su alegría por el viaje de Xi a Irán, reflejo de una amistad respaldada por "2.000 años de historia" conjunta, por "la cercanía de pensamiento" de los dos gobiernos "en temas globales" y por la creciente cooperación y colaboración entre ambos.
El aprecio iraní por Pekín quedó refrendado tras la reunión de Xi con Jameneí, quien resaltó durante la misma tanto la idea de impulsar los lazos con China, como consideró "lógica y aceptable" una alianza natural de su país con otro "independiente frente la hegemonía" de Occidente.
"Irán nunca olvidará la cooperación de China durante las sanciones", añadió el líder supremo iraní, quien siempre tiene la última palabra en toda decisión política del país.
La historia común, relacionada con su milenaria sociedad en el desarrollo de las rutas comerciales globales de la antigüedad, sirvió como argumento a los dos presidentes para reforzar el interés en fomentar el comercio y las relaciones comerciales bilaterales que tanto éxito tuvieron en el pasado y que aspiran a que sean determinantes en el futuro.
Así, Irán dio un respaldo sin límites al proyecto chino "una franja, una ruta", para relanzar las relaciones comerciales a través del corazón de Asia hacia el oeste, la nueva versión de la Ruta de la Seda impulsada por Pekín y que Teherán ha hecho suya.
Antes del encuentro, Xi afirmó que con su viaje empezaba una "nueva era" en las relaciones entre Teherán y Pekín, abierta al "desarrollo económico".
Pese a que los temas económicos dominaron sobre los políticos, durante la visita también se trató la tensión regional entre Arabia Saudí y Teherán y la lucha contra el terrorismo yihadista, asuntos que también formaron también parte de la agenda de Xi en sus visitas a Egipto y Riad previas a su escala en Teherán.
En este sentido, Rohaní afirmó que debatió con Xi la forma de "crear estabilidad y seguridad en Oriente Medio" y para tener consultas mutuas y colaboración para resolver conflictos como los de "Irak, Siria y Yemen", en donde "está involucrado el terrorismo".
El viaje de Xi a la región, además de para fomentar los lazos comerciales, tenía precisamente como objetivo intentar calmar los ánimos de una región cuya seguridad y estabilidad son consideradas vitales para los intereses de Pekín.
EFE
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