La joven dejó a su esposo y a su hijo de dos años para adentrarse en los dominios del Estado Islámico en Siria y casarse con un yihadista considerado como "una máquina de matar”, pero al final acabó viviendo "caos" e "injusticias". Este es su testimonio.
Lise, una joven francesa, contó a los socorristas tras huir con su hijo del último reducto del Estado Islámico (ISIS) en Siria que tuvo "una vida normal" y se casó con un yihadista -apodado "la máquina de la muerte"- pero al final sólo vio "injusticias" y "caos". La semana pasada, la europea llegó a la colina rocosa desde donde las fuerzas que combaten al grupo Estado Islámico vigilan el asediado reducto de los yihadistas.
Lise, de 24 años, llegó cubierta con un "sitar", un velo integral negro que sólo deja los ojos al descubierto. Vino con el hijo de dos años que tuvo con el yihadista francés Tayeb Derraz, cuentan los socorristas. Formaba parte de un grupo de unos 40 hombres, mujeres y niños sucios y hambrientos, de distintos países, sobre todo árabes, añadieron los miembros de la oenegé Free Burma Rangers (FBR), que prestan los primeros auxilios y dan comida a los supervivientes del asedio. Se desconoce cuántos son civiles y cuántos yihadistas.
Según varias fuentes francesas, Lise se marchó de Francia en 2014, dejando a su marido y a un hijo de apenas dos años. "Nos miraba como un animal acorralado", en silencio y tensa, recuerda Paul Bradley, uno de los socorristas de las FBR. Después empezó a hablar, especialmente con David Eubank, el jefe de las FBR: "Me dijo que se convirtió al islam con 12 años, sola. Que quiere volver, y que espera que el gobierno francés la acepte".
Semanas de bombardeos de la coalición internacional antiyihadista que apoya a los combatientes árabes y kurdos de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) forzaron la huida desde diciembre de unas 40.000 personas del último reducto del Estado Islámico.
"Una vida normal"
Lise fue trasladada a un campo de refugiados del noreste de Siria, donde cientos de mujeres de yihadistas y sus hijos viven custodiados por las fuerzas kurdas a la espera de que los países de origen acepten repatriarlos. Lise dice que en sus comienzos en Siria fue feliz "en el califato", que prometía igualdad, solidaridad y práctica rigorista del islam.
Los primeros años "tenía una vida normal", explicó en un inglés titubeante a un reportero de una televisión local, Ronahi TV. Se casó con el francés Tayeb Derraz, de la misma edad que ella, según parientes de yihadistas en Siria y varios expertos, como Jean-Charles Brisard, presidente del Centro de Análisis del Terrorismo (CAT) en París.
Este yihadista llegó a Siria en 2013, a los 18 años. Colgó vídeos en los que se le ve ejecutar a un rebelde del Ejército Sirio Libre (ESL) o matar de un disparo por la espala a unos prisioneros alineados. Los servicios de inteligencia franceses se interesaron por su caso porque "preveía entonces volver clandestinamente a Europa para cometer una acción violenta", según Jean-Charles Brisard.
"Era el caos"
Tayeb Derraz es "una máquina de matar y amenazó a Francia", dijo de él un fiscal francés. Tras huir de Baghuz, Lise declaró a los socorristas que ignoraba la suerte que había corrido su marido pero que probablemente había muerto. Según Brisard, Tayeb Derraz fue ejecutado por el ESL en Hama, en el centro de Siria, donde el matrimonio vivió por un tiempo. Su muerte no ha sido confirmada oficialmente.
Después de Hama, Lise siguió al Estado Islámico hasta Baghuz.
El martes, los fugitivos mostraron a los socorristas lo que comían desde hacía semanas: unas tortas elaboradas con trigo molido mezclado con agua. Se vendían por una fortuna para ellos (15 dólares el kilo), como el azúcar (60 dólares) en el mercado negro yihadista. Un tráfico que hizo que las familias más pobres pasaran hambre y que enterró las ilusiones de Lise.
En Baghuz, "no he visto más que injusticias, era el caos", explicó en Ronahi TV. "No quedaba comida, medicamentos", salvo para los que tenían contactos. "Ya no era para la comunidad musulmana" se lamenta.
AFP
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