Si todos los habitantes de la Tierra vivieran como un estadounidense promedio, se necesitaría cinco planetas para producir los recursos alimenticios y energéticos.
La Tierra soporta cada vez menos el impacto ecológico de las actividades humanas: el planeta necesita 18 meses para regenerar los recursos que la humanidad consume en un año, según un estudio de un grupo de investigación privado estadounidense publicado el martes.
Los datos recolectados en un centenar de países por Global Footprint Network, un grupo de defensa del medio ambiente, indican que la humanidad consume recursos y produce dióxido de carbono (CO2), principal gas de efecto invernadero, a un ritmo 44% más elevado de lo que la naturaleza puede producir y absorber.
El estudio revela también una creciente disparidad entre los países en cuanto al impacto ecológico por habitante.
Si todos los habitantes de la Tierra vivieran como un estadounidense promedio, se necesitaría el equivalente a cinco planetas para producir los recursos alimenticios y energéticos consumidos y absorber el CO2 emitido.
Y si cada uno consumiera como el europeo promedio, serían necesarias dos Tierras y media, calcularon también los autores del estudio.
"Las inminentes amenazas que enfrentamos actualmente, como el cambio climático pero también la deforestación, la disminución de la pesca, la sobreutilización del agua dulce, son síntomas de una tendencia alarmante", indicaron.
Global Footprint Network, basado en Oakland en California (oeste), calcula todos los años desde su creación en 2003 lo que llama "la huella ecológica" de más de 100 países y de la humanidad en su conjunto.
Este indicador determina la superficie de tierra y de agua necesarias para producir recursos que una población determinada consume y para absorber los desechos producidos.
O sea, calculan el potencial de producción de recursos de la naturaleza, cómo son utilizados y quién los utiliza, explica la organización.
Estos datos, que provienen de múltiples fuentes -entre las cuales la ONU y estadísticas de distintos gobiernos- muestran que entre 2005 y 2006 el impacto ecológico de la humanidad aumentó casi 2%, debido a un aumento de la población y del consumo de recursos por persona.
En 10 años, el impacto del hombre sobre la naturaleza aumentó 22%, mientras que la biocapacidad, cantidad de recursos que la naturaleza puede producir, se mantuvo constante y podría incluso haber disminuido, según Global Footprint Network.
En 1961, todo el planeta usaba ligeramente más de la mitad de la biocapacidad de la Tierra.
Ahora, el 80% de los países usan más biocapacidad de la que disponen dentro de sus fronteras.
Importan recursos de fuera, vacían sus propias existencias y llenan la atmósfera y los océanos con CO2.
Pese a estas cifras preocupantes, existen medios de corregir esta trayectoria, estima Mathis Wackernagel, presidente de Global Footprint Network.
"Estas tendencias muestran que es de interés de cada país actuar sin esperar para tener éxito en un mundo con recursos cada vez más limitados, pase lo que pase en el escenario mundial", indicó en un comunicado en referencia a la conferencia de la ONU sobre el clima en diciembre en Copenhague, donde es muy improbable que se logre alcanzar un acuerdo obligatorio para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. AFP
Los datos recolectados en un centenar de países por Global Footprint Network, un grupo de defensa del medio ambiente, indican que la humanidad consume recursos y produce dióxido de carbono (CO2), principal gas de efecto invernadero, a un ritmo 44% más elevado de lo que la naturaleza puede producir y absorber.
El estudio revela también una creciente disparidad entre los países en cuanto al impacto ecológico por habitante.
Si todos los habitantes de la Tierra vivieran como un estadounidense promedio, se necesitaría el equivalente a cinco planetas para producir los recursos alimenticios y energéticos consumidos y absorber el CO2 emitido.
Y si cada uno consumiera como el europeo promedio, serían necesarias dos Tierras y media, calcularon también los autores del estudio.
"Las inminentes amenazas que enfrentamos actualmente, como el cambio climático pero también la deforestación, la disminución de la pesca, la sobreutilización del agua dulce, son síntomas de una tendencia alarmante", indicaron.
Global Footprint Network, basado en Oakland en California (oeste), calcula todos los años desde su creación en 2003 lo que llama "la huella ecológica" de más de 100 países y de la humanidad en su conjunto.
Este indicador determina la superficie de tierra y de agua necesarias para producir recursos que una población determinada consume y para absorber los desechos producidos.
O sea, calculan el potencial de producción de recursos de la naturaleza, cómo son utilizados y quién los utiliza, explica la organización.
Estos datos, que provienen de múltiples fuentes -entre las cuales la ONU y estadísticas de distintos gobiernos- muestran que entre 2005 y 2006 el impacto ecológico de la humanidad aumentó casi 2%, debido a un aumento de la población y del consumo de recursos por persona.
En 10 años, el impacto del hombre sobre la naturaleza aumentó 22%, mientras que la biocapacidad, cantidad de recursos que la naturaleza puede producir, se mantuvo constante y podría incluso haber disminuido, según Global Footprint Network.
En 1961, todo el planeta usaba ligeramente más de la mitad de la biocapacidad de la Tierra.
Ahora, el 80% de los países usan más biocapacidad de la que disponen dentro de sus fronteras.
Importan recursos de fuera, vacían sus propias existencias y llenan la atmósfera y los océanos con CO2.
Pese a estas cifras preocupantes, existen medios de corregir esta trayectoria, estima Mathis Wackernagel, presidente de Global Footprint Network.
"Estas tendencias muestran que es de interés de cada país actuar sin esperar para tener éxito en un mundo con recursos cada vez más limitados, pase lo que pase en el escenario mundial", indicó en un comunicado en referencia a la conferencia de la ONU sobre el clima en diciembre en Copenhague, donde es muy improbable que se logre alcanzar un acuerdo obligatorio para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. AFP
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