La costumbre ha sido criticada por asociaciones animalistas, pero sus practicantes aseguran que su tauromaquia “no hace que el animal sangre ni es cruel”.
Luchadores de kung fu profesionales se pelean con toros en el este de China, en una forma tradicional de tauromaquia, criticada por las asociaciones animalistas aunque no comporta la muerte del animal. "Pasé realmente miedo, se trataba de un toro", recuerda Li Zhen, de 21 años, evocando la primera vez en que se confrontó con este animal en la arena.
Los luchadores ponen en riesgo sus vidas en estas peleas, en las que se les puede romper una pierna a causa del peso del animal o quedar heridos de gravedad con una cornada. Li Zhen, sin embargo, superó sus temores iniciales y ahora forma parte de un grupo de atletas que practican esta disciplina taurina en el Centro de artes marciales de Haihua, situado en Jiaxing, a unos 100 kilómetros al este de Shanghái.
Este deporte tradicional de la etnia musulmana Hui generó una gran indignación entre los militantes animalistas en China, que lo consideran un acto de crueldad hacia los toros. "Nuestra tauromaquia no hace que el animal sangre ni es cruel", a diferencia de las corridas de toros en España en las que los animales son sacrificados, asegura Han Haihua, de 65 años, responsable del Centro de artes marciales de Haihua.
- "No son tan agresivos" -
Las peleas se celebran en un anfiteatro romano en las que acuden sobre todo turistas. La cabeza y los cuernos del toro están atados con cuerdas para tener al animal bajo control. Su cabeza es sacudida de derecha a izquierda, con insistencia, para irritarlo lo suficiente para que este se pelee con el luchador. "Utilizamos nuestro gran conocimiento de las artes marciales y sus técnicas para derribar al toro sin herirlo", explica Han.
Cada vez que el luchador derriba al animal, gana un punto. "La dificultad es que el humano y el toro no tienen el mismo peso", reconoce Li Bo, un joven de 23 años, con unas espaldas imponentes. "Pero una vez los conocéis bien, uno se da cuenta que estos animales son agradables, no son tan agresivos", añade.
Patrimonio cultural
Su dominio de las artes marciales se pone en escena cuando agarran el animal por el cuello. Haciendo el máximo de fuerza, estos deben evitar de ser heridos a través de una técnica precisa de combate. En cambio, los animales parecen desinteresados, desconcertados o rabiosos. En algunos casos, estos ignoran al luchador de kung fu e intentan escapar a través de la puerta salida más cercana.
Han Haihua, reconocido por las autoridades como el promotor de un patrimonio cultural inmaterial, promueve esta forma de tauromaquia organizando competiciones anuales. En ellas participan un centenar de luchadores de diferentes artes marciales, como el judo o el taekwondo. Le gustaría que fuera reconocida como una disciplina en los Juegos Olímpicos. "La tauromaquia refleja la inteligencia y la técnica de un luchador. Ella permite demostrar la fuerza y el coraje. Sería fantástico si pudiera convertirse en un deporte olímpico", asegura.
AFP
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