El vertido, que puede convertirse en el peor de la historia de EEUU, amenaza con provocar un desastre económico y ecológico en las playas, refugios salvajes y centros de pesca del Golfo de México.
Los estados del Golfo de México redoblaron los esfuerzos para contener el avance de petróleo a tierra firme tras el intento fallido de British Petroleum (BP) de detener el derrame con una enorme caja de acero y cemento.
El vertido, que puede convertirse en el peor de la historia de EE.UU., amenaza con provocar un desastre económico y ecológico en las playas, refugios salvajes y centros de pesca del Golfo de México.
Esa posibilidad ha cobrado más fuerza después de que BP, concesionaria de la plataforma que se hundió el 22 de abril, reconociera ayer que la caja para recolectar el petróleo no había funcionado debido a la cristalización de agua y gas en la tubería que debería de transportar el crudo hacia un barco en la superficie.
Sin embargo, la empresa anunció hoy que contempla instalar una caja más pequeña que cree sería menos vulnerable porque acumularía menos agua, que está a temperaturas muy bajas en las profundidades marinas, y se reduciría el riesgo de formación de cristales.
La mancha, mientras tanto, avanza imparable hacia la costa tras tocar tierra el jueves en las islas Chandeleur, ubicadas en el estado de Luisiana (EE.UU.) y consideradas un tesoro ecológico.
El periódico Biloxi Sun Herald informa hoy de la presencia de bolas de alquitrán en la isla Dauphin de Alabama que la Guardia Costera cree proceden del derrame que comenzó tras la explosión el 20 de abril de la plataforma operada por BP que se hundió dos días más tarde y yace ahora en el fondo del mar.
De ahí que las autoridades de Alabama trabajen este fin de semana para mantener el vertido contaminante alejado de la Bahía de Mobile, en un intento por proteger el noveno mayor puerto del país.
Para lograrlo han construido una gran barrera flotante con una doble puerta en el medio que permita la entrada de barcos, que serán inspeccionados antes de acceder al puerto para detectar posibles restos de petróleo en sus cascos.
Las autoridades portuarias del estado esperan que los trabajos finalicen entre esta noche y primera hora del lunes.
Las barreras flotantes han resultado útiles para controlar los vertidos cuando el mar está en calma pero son menos eficientes cuando hay temporales, ya que el petróleo puede colarse por encima y debajo de las barreras impulsado por las olas y el viento.
A los trabajos en Mobile, se suman, entre otros, los de la flotilla de diez barcos de la Guardia Costera que trabajan en el delta del río Misisipi para eliminar los restos de petróleo, recurriendo a métodos como el rociado de líquidos disolventes.
Esos químicos fraccionan el petróleo en pequeñas partículas que son ingeridas posteriormente por bacterias.
El empleo de cientos de miles de litros de esos productos ha generado controversia ya que aunque los químicos no son tan tóxicos como los que se utilizaron durante los grandes derrames de la década de los setenta todavía tienen un efecto nocivo sobre áreas sensibles como los bancos de corales.
BP por su parte sigue trabajando también en la búsqueda de soluciones para controlar un derrame que escupe diariamente al mar unos 800.000 litros de petróleo (más de 5.000 barriles), según las estimaciones oficiales.
La compañía baraja la posibilidad de añadir metanol en la caja para impedir que agua o gas congelados taponen la tubería de la caja recolectora. Además, sigue analizando fórmulas para activar la válvula que permitiría el sellado del pozo petrolífero y que falló cuando se produjo la explosión.
El máximo responsable de BP, Tony Hayward, asegura en una entrevista publicada hoy por el diario británico Sunday Telegraph que la empresa podría estar gastando unos 10 millones de dólares diarios en las tareas de limpieza en marcha, por encima de los seis millones previstos inicialmente.
La región del Golfo acoge grandes extensiones de manglares críticas para el frágil ecosistema de la región que se ven amenazados por la presencia de crudo en las aguas.
Se calcula que alrededor de 2.000 kilómetros de manglares se concentran en los estados que afrontan un mayor riesgo por el vertido, como Luisiana y el extremo sur de Florida.
EFE
El vertido, que puede convertirse en el peor de la historia de EE.UU., amenaza con provocar un desastre económico y ecológico en las playas, refugios salvajes y centros de pesca del Golfo de México.
Esa posibilidad ha cobrado más fuerza después de que BP, concesionaria de la plataforma que se hundió el 22 de abril, reconociera ayer que la caja para recolectar el petróleo no había funcionado debido a la cristalización de agua y gas en la tubería que debería de transportar el crudo hacia un barco en la superficie.
Sin embargo, la empresa anunció hoy que contempla instalar una caja más pequeña que cree sería menos vulnerable porque acumularía menos agua, que está a temperaturas muy bajas en las profundidades marinas, y se reduciría el riesgo de formación de cristales.
La mancha, mientras tanto, avanza imparable hacia la costa tras tocar tierra el jueves en las islas Chandeleur, ubicadas en el estado de Luisiana (EE.UU.) y consideradas un tesoro ecológico.
El periódico Biloxi Sun Herald informa hoy de la presencia de bolas de alquitrán en la isla Dauphin de Alabama que la Guardia Costera cree proceden del derrame que comenzó tras la explosión el 20 de abril de la plataforma operada por BP que se hundió dos días más tarde y yace ahora en el fondo del mar.
De ahí que las autoridades de Alabama trabajen este fin de semana para mantener el vertido contaminante alejado de la Bahía de Mobile, en un intento por proteger el noveno mayor puerto del país.
Para lograrlo han construido una gran barrera flotante con una doble puerta en el medio que permita la entrada de barcos, que serán inspeccionados antes de acceder al puerto para detectar posibles restos de petróleo en sus cascos.
Las autoridades portuarias del estado esperan que los trabajos finalicen entre esta noche y primera hora del lunes.
Las barreras flotantes han resultado útiles para controlar los vertidos cuando el mar está en calma pero son menos eficientes cuando hay temporales, ya que el petróleo puede colarse por encima y debajo de las barreras impulsado por las olas y el viento.
A los trabajos en Mobile, se suman, entre otros, los de la flotilla de diez barcos de la Guardia Costera que trabajan en el delta del río Misisipi para eliminar los restos de petróleo, recurriendo a métodos como el rociado de líquidos disolventes.
Esos químicos fraccionan el petróleo en pequeñas partículas que son ingeridas posteriormente por bacterias.
El empleo de cientos de miles de litros de esos productos ha generado controversia ya que aunque los químicos no son tan tóxicos como los que se utilizaron durante los grandes derrames de la década de los setenta todavía tienen un efecto nocivo sobre áreas sensibles como los bancos de corales.
BP por su parte sigue trabajando también en la búsqueda de soluciones para controlar un derrame que escupe diariamente al mar unos 800.000 litros de petróleo (más de 5.000 barriles), según las estimaciones oficiales.
La compañía baraja la posibilidad de añadir metanol en la caja para impedir que agua o gas congelados taponen la tubería de la caja recolectora. Además, sigue analizando fórmulas para activar la válvula que permitiría el sellado del pozo petrolífero y que falló cuando se produjo la explosión.
El máximo responsable de BP, Tony Hayward, asegura en una entrevista publicada hoy por el diario británico Sunday Telegraph que la empresa podría estar gastando unos 10 millones de dólares diarios en las tareas de limpieza en marcha, por encima de los seis millones previstos inicialmente.
La región del Golfo acoge grandes extensiones de manglares críticas para el frágil ecosistema de la región que se ven amenazados por la presencia de crudo en las aguas.
Se calcula que alrededor de 2.000 kilómetros de manglares se concentran en los estados que afrontan un mayor riesgo por el vertido, como Luisiana y el extremo sur de Florida.
EFE
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