Con pancartas en las que se podía leer "Detengan al Papa" o "El Papa es el jefe de la mayor banda de pedófilos", unas 3.000 personas según la policía desfilaron de Hyde Park.
Varios millares de manifestantes, algunos provistos de "mitras" de papel rosa, otros de preservativos a modo de globos, desfilaron el sábado por el centro de Londres para protestar contra la visita de Benedicto XVI al Reino Unido y las posturas "retrógradas" del Vaticano.
Con pancartas en las que se podía leer "Detengan al Papa" o "El Papa es el jefe de la mayor banda de pedófilos", unas 3.000 personas según la policía, 10.000 según los organizadores, desfilaron de Hyde Park a Downing Street, la residencia del primer ministro, gritando consignas como "Pope go home" (Papa vete a casa).
"Queremos enviar al Papa este mensaje: muchos británicos no están de acuerdo con todas o parte de sus enseñanzas, sobre los derechos de las mujeres, los homosexuales o el uso del preservativo", explicó Peter Tatchell, militante de la causa homosexual en la cabeza de la mayor protesta de esta visita.
Y "también queremos que el gobierno británico se desmarque de estos puntos de vista intolerantes", subrayó pocas horas después de una reunión entre el papa y el primer ministro británico, David Cameron.
Tara Griffin, una londinense de 36 años, criticó el hecho de que los contribuyentes británicos hayan tenido que pagar por la visita de Estado: "¿Por qué no pagan los católicos por la visita del Papa en momentos en que tenemos que sufrir tantos recortes presupuestarios?", se preguntó.
"Creo que el gobierno se equivocó al invitarlo, yo no lo considero como un jefe de Estado", protestó Mark Stanley, que está ante todo en desacuerdo con los puntos de vista del papa sobre la homosexualidad.
Los activistas homosexuales eran numerosos en el ruidoso y colorido cortejo en el que también había ateos, humanistas e incluso católicos en desacuerdo con los dogmas de la Iglesia.
Pat Brown, portavoz de la organización Ordenación de Mujeres Católicas -que el Papa considera un "crimen grave"- estimó que las reglas actuales "alejan mucho a la gente de Dios".
"Queremos una Iglesia más tolerante, que incluya a los divorciados, los homosexuales, las mujeres sacerdotes", explicó.
Jason, un joven rubio de 18 años, vino a protestar contra el veto de la Iglesia al uso de preservativos y repartía prospectos.
"Miles de personas se mueren cada día porque el Vaticano prohíbe el uso de preservativos", se indignó.
Los manifestantes no parecían impresionados por el calificativo de "atroz" usado por el Papa para denunciar los abusos cometidos por clérigos católicos durante una misa matutina en la catedral de Westminster.
Barbara Dorris, una estadounidense de San Luis (Missouri) que llevaba una pancarta con una foto de su primera comunión y decía haber sido víctima de un cura pedófilo recordó que ya habían escuchado muchas disculpas del Papa, pero que "no ha tomado ninguna medida".
A medida que avanzaban, los manifestantes se iban cruzando con católicos que se dirigían hacia Hyde Park para asistir a la vigilia de oración presidida por Benedicto XVI ante 80.000 fieles, pero sólo se oyeron algunas injurias.
AFP
Con pancartas en las que se podía leer "Detengan al Papa" o "El Papa es el jefe de la mayor banda de pedófilos", unas 3.000 personas según la policía, 10.000 según los organizadores, desfilaron de Hyde Park a Downing Street, la residencia del primer ministro, gritando consignas como "Pope go home" (Papa vete a casa).
"Queremos enviar al Papa este mensaje: muchos británicos no están de acuerdo con todas o parte de sus enseñanzas, sobre los derechos de las mujeres, los homosexuales o el uso del preservativo", explicó Peter Tatchell, militante de la causa homosexual en la cabeza de la mayor protesta de esta visita.
Y "también queremos que el gobierno británico se desmarque de estos puntos de vista intolerantes", subrayó pocas horas después de una reunión entre el papa y el primer ministro británico, David Cameron.
Tara Griffin, una londinense de 36 años, criticó el hecho de que los contribuyentes británicos hayan tenido que pagar por la visita de Estado: "¿Por qué no pagan los católicos por la visita del Papa en momentos en que tenemos que sufrir tantos recortes presupuestarios?", se preguntó.
"Creo que el gobierno se equivocó al invitarlo, yo no lo considero como un jefe de Estado", protestó Mark Stanley, que está ante todo en desacuerdo con los puntos de vista del papa sobre la homosexualidad.
Los activistas homosexuales eran numerosos en el ruidoso y colorido cortejo en el que también había ateos, humanistas e incluso católicos en desacuerdo con los dogmas de la Iglesia.
Pat Brown, portavoz de la organización Ordenación de Mujeres Católicas -que el Papa considera un "crimen grave"- estimó que las reglas actuales "alejan mucho a la gente de Dios".
"Queremos una Iglesia más tolerante, que incluya a los divorciados, los homosexuales, las mujeres sacerdotes", explicó.
Jason, un joven rubio de 18 años, vino a protestar contra el veto de la Iglesia al uso de preservativos y repartía prospectos.
"Miles de personas se mueren cada día porque el Vaticano prohíbe el uso de preservativos", se indignó.
Los manifestantes no parecían impresionados por el calificativo de "atroz" usado por el Papa para denunciar los abusos cometidos por clérigos católicos durante una misa matutina en la catedral de Westminster.
Barbara Dorris, una estadounidense de San Luis (Missouri) que llevaba una pancarta con una foto de su primera comunión y decía haber sido víctima de un cura pedófilo recordó que ya habían escuchado muchas disculpas del Papa, pero que "no ha tomado ninguna medida".
A medida que avanzaban, los manifestantes se iban cruzando con católicos que se dirigían hacia Hyde Park para asistir a la vigilia de oración presidida por Benedicto XVI ante 80.000 fieles, pero sólo se oyeron algunas injurias.
AFP
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