El sicario Óscar García Montoya, detenido recientemente en México, confesó que participó en el asesinato de más de 600 personas, 300 de las cuales las ejecutó con sus propias manos.
El despiadado sicario Óscar García Montoya, detenido recientemente en México, confesó que participó en el asesinato de más de 600 personas.
El criminal, integrante del nuevo cártel mexicano ‘La Mano con Ojos’, dio detalles de sus ejecuciones, y sin el menor pesar dijo que mató con sus propias manos a más de 300 personas.
"Estoy entrenado para matar, me entrenaron en Guatemala. Decapito con las manos, la sierra, un cuchillo”, contó a sus interrogadores.
Reveló además ante el fiscal del central Estado de México, Alfredo Castillo, que tenía planeado matarlo porque consideraba que lo había traicionado, según un vídeo difundido por la Procuraduría de Justicia del Estado de México (PGJE).
"Te hubiera matado, te hubiera encontrado y hecho pedazos", dijo García Montoya a Castillo, que interrogó al líder de la organización La Mano con Ojos.
García Montoya dijo que se sintió traicionado por el fiscal porque mediante un emisario le envió al funcionario 400.000 dólares por un supuesto pacto.
El delincuente reconoció que fue engañado por el emisario porque le dijo que había entregado un documento y dinero al fiscal. Al enterarse de que lo traicionó, lo mató.
"Me quedé con eso en mi cabeza, yo por eso lo tomé personal contra usted", le dijo al fiscal.
Óscar Osvaldo García Montoya, alias "El Compayito" o "La Mano con Ojos", dijo que trabajó para el capo Arturo Beltrán Leyva, pero al morir éste, en diciembre de 2009, lo asignaron con el pistolero Edgar Valdez Villarreal, alias "La Barbie", y después con Gerardo Álvarez Vázquez, alias "El Indio", estos dos ya detenidos.
"La Mano con Ojos" dijo que su centro de operaciones era el Estado de México y aseguró que fue policía ministerial e infante de Marina.
Señaló que tomó cursos anti-bombas y de guerra. "Fui entrenado para matar", afirmó García Montoya, quien durante el interrogatorio grabado en vídeo se ve relajado y en momentos suelta algunas frases entre risas.
La difusión de interrogatorios a supuestos criminales es usual en México. También es recurrente que los detenidos confiesen cínicamente -sin aparente presión policial- los crímenes que han cometido.
En días pasados, José Antonio Acosta Hernández, "El Diego", a quien las autoridades le atribuyen haber ordenado 1.500 muertes, reveló a la Policía Federal -igual en un interrogatorio grabado- que comandaba a un grupo de unos 45 jóvenes para matar a rivales en el norteño estado de Chihuahua. EFE
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