"Bakíev ya no es el presidente del país. Rosa Otunbáyeva es la jefa del Gobierno provisional. El Parlamento ha sido disuelto", afirmó el opositor Temir Saríev.
El Gobierno provisional creado por la oposición asumió hoy el control político y militar en la antigua república soviética de Kirguistán tras derrocar al presidente, Kurmanbek Bakíev, quien no renuncia al poder, pese a que Rusia le ha dado la espalda.
"Bakíev ya no es el presidente del país. Rosa Otunbáyeva es la jefa del Gobierno provisional. El Parlamento ha sido disuelto", afirmó hoy a Efe el opositor Temir Saríev, viceprimer ministro del nuevo Ejecutivo.
Saríev aseguró que las nuevas autoridades de Kirguistán "controlan la situación en todo el país" centroasiático, con la excepción de la región suroccidental de Jalal-Abad, donde se encuentra Bakíev.
"Jalal-Abad es una décima parte del país y nosotros controlamos el resto. No permitiremos una guerra civil" entre el norte y el sur, advirtió.
A su vez, Otunbáyeva, que también protagonizó la Revolución de los Tulipanes de 2005, aseguró que las Fuerzas Armadas se han pasado al bando de la oposición, pero que Bakíev no tiene intención de renunciar.
Mientras, Bakíev rompió su silencio para subrayar que no dimitirá, aunque admitió: "no puedo influir en la situación en la república", de 5,3 millones de habitantes y limítrofe con China.
"Anuncio que, como presidente, no he renunciado, ni renunciaré a mis facultades", señaló Bakíev en un comunicado difundido en internet, ya que la oposición controla la televisión pública.
El depuesto mandatario calificó la toma del poder la víspera por parte de la oposición de "intento de golpe de Estado" y, seguidamente, denunció que "fuerzas externas" estuvieron detrás de su derrocamiento, en velada alusión a Rusia.
"No nombraré el país concreto, pero sin fuerzas externas es imposible realizar semejante operación coordinada", declaró a la emisora de radio "Eco de Moscú", y reconoció que las protestas antigubernamentales le pillaron "desprevenido".
Agregó que, "a pesar de que el Ejército y las fuerzas del orden se han subordinado a las nuevas autoridades, los cuerpos de seguridad son incapaces de restablecer el orden".
"En muchas regiones del país, especialmente en la capital, se observa un completo caos, se extiende la ola de violencia y saqueo, surgen conflictos interétnicos", precisó.
Al mismo tiempo, dijo que está "dispuesto a asumir la responsabilidad por los trágicos sucesos, si la culpa es demostrada mediante una investigación objetiva e imparcial, sin escudarse en la inmunidad presidencial".
Al respecto, Saríev adelantó que las nuevas autoridades procesarán a Bakíev y a otros dirigentes depuestos por haber ordenado disparar la víspera contra los manifestantes que intentaban asaltar la sede del Gobierno en Biskek.
Según el Ministerio de Sanidad kirguís, al menos 75 personas murieron, la mayoría por impacto de bala, y un millar resultaron heridas durante los violentos choques la víspera entre policía y oposición en la capital y otras ciudades.
Por otra parte, el primer ministro ruso, Vladímir Putin, llamó hoy por teléfono a Otunbáyeva, en lo que representa un claro espaldarazo a las nuevas autoridades kirguises.
"Rusia siempre ha prestado y está dispuesta a prestar toda la ayuda humanitaria necesaria al pueblo kirguís", dijo Putin a la nueva líder nacional.
En declaraciones a "Eco de Moscú", Otunbáyeva aseguró que Putin, que criticó ayer a Bakíev por caer en el nepotismo, se interesó por la situación en el país.
"Hemos acordado que el viceprimer ministro, Almaz Atambáyev, viajará a Moscú para exponer nuestras necesidades. Estamos agradecidos a Rusia y a su primer ministro por la significativa ayuda que nos han prestado para sacar a la luz la verdad sobre este régimen familiar y criminal", subrayó.
Según la prensa rusa, Bakíev decepcionó al Kremlin, al permitir a Estados Unidos instalar cerca de Biskek un centro de tránsito para cargamentos militares con destino a Afganistán.
Rusia, que cuenta con una base militar en suelo kirguís (Kant), ofreció a Bakíev un suculento crédito de 2.000 millones de dólares y la condonación de parte de la deuda exterior para que cerrara la base estadounidense, pero éste cedió a las presiones de Washington.
El propio Bakíev -que no admite la derrota, pero dejó abierta la posibilidad de abandonar el país- reconoció a "Eco de Moscú" que ningún funcionario del Gobierno ruso se había interesado por su estado en los últimos días.
En 2005, Putin apoyó abiertamente al entonces presidente kirguís, Askar Akáyev, que fue derrocado en la Revolución de los Tulipanes tras ser acusado de fraude electoral y de nepotismo y que se exilió en Moscú.
Mientras, Biskek sigue siendo pasto de vándalos y borrachos, algunos armados, que han intentado acceder al barrio diplomático, por lo que las nuevas autoridades han autorizado a la policía a que utilice armas de fuego para restablecer el orden. EFE
"Bakíev ya no es el presidente del país. Rosa Otunbáyeva es la jefa del Gobierno provisional. El Parlamento ha sido disuelto", afirmó hoy a Efe el opositor Temir Saríev, viceprimer ministro del nuevo Ejecutivo.
Saríev aseguró que las nuevas autoridades de Kirguistán "controlan la situación en todo el país" centroasiático, con la excepción de la región suroccidental de Jalal-Abad, donde se encuentra Bakíev.
"Jalal-Abad es una décima parte del país y nosotros controlamos el resto. No permitiremos una guerra civil" entre el norte y el sur, advirtió.
A su vez, Otunbáyeva, que también protagonizó la Revolución de los Tulipanes de 2005, aseguró que las Fuerzas Armadas se han pasado al bando de la oposición, pero que Bakíev no tiene intención de renunciar.
Mientras, Bakíev rompió su silencio para subrayar que no dimitirá, aunque admitió: "no puedo influir en la situación en la república", de 5,3 millones de habitantes y limítrofe con China.
"Anuncio que, como presidente, no he renunciado, ni renunciaré a mis facultades", señaló Bakíev en un comunicado difundido en internet, ya que la oposición controla la televisión pública.
El depuesto mandatario calificó la toma del poder la víspera por parte de la oposición de "intento de golpe de Estado" y, seguidamente, denunció que "fuerzas externas" estuvieron detrás de su derrocamiento, en velada alusión a Rusia.
"No nombraré el país concreto, pero sin fuerzas externas es imposible realizar semejante operación coordinada", declaró a la emisora de radio "Eco de Moscú", y reconoció que las protestas antigubernamentales le pillaron "desprevenido".
Agregó que, "a pesar de que el Ejército y las fuerzas del orden se han subordinado a las nuevas autoridades, los cuerpos de seguridad son incapaces de restablecer el orden".
"En muchas regiones del país, especialmente en la capital, se observa un completo caos, se extiende la ola de violencia y saqueo, surgen conflictos interétnicos", precisó.
Al mismo tiempo, dijo que está "dispuesto a asumir la responsabilidad por los trágicos sucesos, si la culpa es demostrada mediante una investigación objetiva e imparcial, sin escudarse en la inmunidad presidencial".
Al respecto, Saríev adelantó que las nuevas autoridades procesarán a Bakíev y a otros dirigentes depuestos por haber ordenado disparar la víspera contra los manifestantes que intentaban asaltar la sede del Gobierno en Biskek.
Según el Ministerio de Sanidad kirguís, al menos 75 personas murieron, la mayoría por impacto de bala, y un millar resultaron heridas durante los violentos choques la víspera entre policía y oposición en la capital y otras ciudades.
Por otra parte, el primer ministro ruso, Vladímir Putin, llamó hoy por teléfono a Otunbáyeva, en lo que representa un claro espaldarazo a las nuevas autoridades kirguises.
"Rusia siempre ha prestado y está dispuesta a prestar toda la ayuda humanitaria necesaria al pueblo kirguís", dijo Putin a la nueva líder nacional.
En declaraciones a "Eco de Moscú", Otunbáyeva aseguró que Putin, que criticó ayer a Bakíev por caer en el nepotismo, se interesó por la situación en el país.
"Hemos acordado que el viceprimer ministro, Almaz Atambáyev, viajará a Moscú para exponer nuestras necesidades. Estamos agradecidos a Rusia y a su primer ministro por la significativa ayuda que nos han prestado para sacar a la luz la verdad sobre este régimen familiar y criminal", subrayó.
Según la prensa rusa, Bakíev decepcionó al Kremlin, al permitir a Estados Unidos instalar cerca de Biskek un centro de tránsito para cargamentos militares con destino a Afganistán.
Rusia, que cuenta con una base militar en suelo kirguís (Kant), ofreció a Bakíev un suculento crédito de 2.000 millones de dólares y la condonación de parte de la deuda exterior para que cerrara la base estadounidense, pero éste cedió a las presiones de Washington.
El propio Bakíev -que no admite la derrota, pero dejó abierta la posibilidad de abandonar el país- reconoció a "Eco de Moscú" que ningún funcionario del Gobierno ruso se había interesado por su estado en los últimos días.
En 2005, Putin apoyó abiertamente al entonces presidente kirguís, Askar Akáyev, que fue derrocado en la Revolución de los Tulipanes tras ser acusado de fraude electoral y de nepotismo y que se exilió en Moscú.
Mientras, Biskek sigue siendo pasto de vándalos y borrachos, algunos armados, que han intentado acceder al barrio diplomático, por lo que las nuevas autoridades han autorizado a la policía a que utilice armas de fuego para restablecer el orden. EFE
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