En un discurso conciliador, el presidente estadounidense aseguró que sus vínculos con el mundo judío ´no se pueden romper´. Además, opinó que la paz no se puede imponer en la región.
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El discurso en el auditorio de la Universidad de El Cairo, de casi una hora de duración y uno de los más largos pronunciados por el presidente en su mandato, estuvo cargado de contenido, en el que Obama repasó las distintas áreas de tensión entre su país y los musulmanes, pero en el que el hilo principal fue la necesidad de "acabar este ciclo de sospecha y discordia".
Más que exponer nuevas propuestas, Obama se concentró en explicar su política hacia el mundo musulmán a una audiencia que llenaba el recinto, que interrumpió al presidente en numerosas ocasiones y le despidió con gritos de "Obama, Obama".
No siempre fue un mensaje fácil. Su llamamiento en defensa de los judíos o del derecho de Israel a existir fue acogido con silencio en la sala, que sin embargo aplaudió con entusiasmo su mensaje en contra de los asentamientos israelíes o en favor de los derechos humanos.
"En tanto nuestra relación venga definida por nuestras diferencias, estamos potenciando a los que cultivan el odio en lugar de la paz, y a quienes promueven el conflicto en vez de la cooperación", destacó el mandatario ante una audiencia que representaba un panorama de la sociedad política, cultural y económica cairota y entre la que se encontraban personajes como el opositor Ayman Nur.
Estados Unidos y el Islam "no necesitan competir", sino que comparten principios como la justicia o la tolerancia, afirmó el presidente, que aludió a sus propias experiencias del Islam como un niño criado en Indonesia o a la aportación de la cultura musulmana en Estados Unidos.
(Foto. EFE)
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