Los gastos farmacéuticos en los 34 países miembros de la OCDE llegaron a 800.000 millones de dólares en 2013.
Los medicamentos especializados, en particular contra el cáncer, representan el 25 % del gasto farmacéutico, y su peso relativo se está disparando, según la OCDE, que plantea los retos que eso supone para los sistemas sanitarios y la pertinencia de su generalización.
Un 53 % del incremento del gasto farmacéutico en Norteamérica y un 94 % en Europa entre 2013 y 2018 se destinará a esos medicamentos especializados particularmente onerosos, que en 2012 únicamente suponían el 1 % del total de recetas, señaló la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en su estudio comparativo de la salud y la sanidad de sus países miembros.
A ese respecto, constató que en algunos países los responsables políticos restringen el acceso a algunos de esos medicamentos solo a una parte de los enfermos, y puso como ejemplo que Polonia no reembolsa por ahora los nuevos tratamientos para la hepatitis C.
Los gastos farmacéuticos en sus 34 países miembros llegaron a 800.000 millones de dólares en 2013, alrededor del 20 % del dinero dedicado a la sanidad, con una media de 515 dólares por habitante y año, lo que representa un 1,4 % del Producto Interior Bruto (PIB).
En términos absolutos, los estadounidenses son los que más dinero dedican a medicamentos (1.026 dólares), seguidos de lejos por los japoneses (752) y los griegos (721), mientras en el otro extremo se sitúan Luxemburgo (364), Polonia (326), Israel (287), Estonia (273) y Dinamarca (240). España estaba cerca de la media, con 526.
Estados Unidos es, con mucha diferencia, el Estado donde más dinero se gasta en sanidad por habitante: 8.713 dólares frente a los 6.325 dólares de Suiza, que está en segunda posición, y de la media de la OCDE, que es de 3.453 dólares.
En España, donde a causa de la crisis esos gastos han disminuido a un ritmo del 1,7 % anual entre 2009 y 2013 (la baja en ese periodo ha sido todavía más acusada en Portugal, Irlanda, Luxemburgo y, sobre todo Grecia), se sitúan en ese último año en 2.898 dólares y globalmente representaban el 8,8 % del Producto Interior Bruto (PIB), una décima menos que la media de la organización y lejísimos del 16,4 % de Estados Unidos.
En el conjunto de la OCDE, la esperanza de vida es de 80,5 años, con dos países que superan el listón de los 83 años, Japón (83,4) y España (83,2) y uno que no llega a los 75, México (74,6).
La esperanza de vida ha subido en más de 10 años desde 1970 y actualmente progresa a una media de tres a cuatro meses al año, aunque algunos
Estados aparecen rezagados en esa tendencia, en particular México y Estados Unidos.
Los autores del estudio señalaron que en el caso de México pesan una serie de comportamientos perjudiciales para la salud, como la mala alimentación, cuyo corolario es una tasa de obesidad muy elevada (un 32,4 % de la población adulta, la segunda más alta tras la de Estados Unidos).
También señalaron otros factores como la elevadísima mortalidad -en términos relativos- en accidentes de tráfico y por homicidios, así como la mortalidad infantil (13 fallecimientos de menores de un año por cada 1.000 nacimientos, frente a una media de 3,8 en la OCDE).
En el caso de Estados Unidos, la organización aludió a las fuertes desigualdades sociales -con una alta proporción de población pobre-, el hecho de que muchos habitantes no tienen cobertura sanitaria o los malos hábitos alimentarios.
Entre los autores del informe, Francesca Colombo hizo hincapié en una conferencia de prensa en que "el sistema sanitario de Estados Unidos no es un modelo" teniendo en cuenta la desprotección de una parte de la población, pero también los precios muy altos que tienen que pagar los que sí tienen cobertura.
Gaetan Lafortune, uno de los responsables del informe, destacó que "hay que dejar de pensar que el estado de salud depende del gasto en sanidad".
No obstante, Lafortune puntualizó que gastar más puede redundar en una mejora de los resultados, en particular para el tratamiento de dolencias agudas, como los ataques cardíacos o los vasculares cerebrales, y Estados Unidos ahí sí es un referente.
Las principales causas de la mortalidad en la OCDE son las enfermedades cardiovasculares (32 % del total) y el cáncer (25 %), y en ambos casos se han registrado netas mejoras en los últimos años.
La mortalidad cardiovascular se ha reducido desde 1990 en un 45 % y es particularmente baja en Japón, Francia, Corea del Sur, Holanda, Portugal y España, mientras que en el otro extremo están Estonia, la República Checa, Hungría y, sobre todo, Eslovaquia.
EFE
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