Los policías, armados de palos, porras y cables de acero, perseguían a los manifestantes, aseguran los testigos. La prensa extranjera no puede cubrir los hechos.
La policía disparó el lunes gases lacrimógenos sobre unos mil simpatizantes de la oposición que se manifestaban en Teherán desafiando la advertencia del ejército ideológico del régimen, mientras sube el tono entre el poder iraní y la UE, que rechaza las acusaciones de injerencia.
La situación en Irán seguía siendo crítica este lunes, décimo día de una crisis sin precedentes en 30 años a raíz de la cuestionada reelección del presidente ultraconservador Mahmud Admadinejad el 12 de junio.
Por la tarde, un millar de partidarios del movimiento de protesta que acusa al poder de fraude y reclama nuevas elecciones se congregó en la plaza Haft-é Tir, una de las más grandes de Teherán.
Allí les esperaban unos 500 policías armados de porras y los milicianos islámicos, también llamados basij.
Según varios testigos, la policía disparó gases lacrimógenos y detuvo a entre 50 y 60 personas.
Los basijs, armados de palos, porras y cables de acero, perseguían a los manifestantes, aseguran los testigos. Los medios de comunicación extranjeros tienen prohibido cubrir las manifestaciones.
La convocatoria de la protesta circuló, entre otros lugares, por el sitio de microblogs Twitter en homenaje a Neda, una joven con el rostro ensangrentado que según un vídeo de internet murió por un disparo durante la manifestación del sábado.
El lunes los manifestantes no dudaron en desafiar una advertencia de los Guardianes de la Revolución, el cuerpo de élite de la República Islámica, que amenazaron con una respuesta "decisiva y revolucionaria" a cualquier protesta.
Es la primera vez que los Guardianes hacen un llamamiento de este tipo desde que el 13 de junio surgiera el movimiento popular liderado por el principal rival de Ahmadinejad en las presidenciales, Mir Hosein Musavi, un ex primer ministro (1981-1989).
Este último llamó el domingo a sus simpatizantes a proseguir con el movimiento porque "protestar contra la mentira y el fraude" era su "derecho" pero les pidió que evitaran las provocaciones, al tiempo que urgía a la policía y al ejército a no actuar "de forma irreparable".
Teherán vivió el sábado una jornada de violencia en la que perdieron la vida al menos 10 personas y más de 100 resultaron heridas, según la televisión estatal, con lo que sube a por lo menos 17 el número de víctimas mortales en la capital desde el inicio de los disturbios.
Los manifestantes dijeron que la policía había reaccionado de forma desproporcionada, haciendo uso de balas reales.Casi 460 personas fueron detenidas, según la televisión.
El reformista Mehdi Karubi, uno de los candidatos presidenciales, llamó a participar el jueves en una ceremonia de duelo en memoria de los muertos en las manifestaciones del sábado, en un comunicado colgado en la web de su partido.
El Consejo de los Guardianes de la Constitución, que debe pronunciarse antes del miércoles sobre las denuncias de irregularidades, reconoció que hubo más votos que electores potenciales en 50 distritos sobre 366, aunque estima que esto no influyó en el resultado.
A nivel diplomático, se acentúa la tensión entre el régimen y algunos países occidentales. Desde el 12 de junio se han alzado voces en el extranjero contra la validez electoral ante las cuales Teherán arremetió denunciando una "injerencia" de Occidente".
La UE respondió tachando de "infundadas e inaceptables" las acusaciones proferidas contra ella y algunos países miembros, según un comunicado de la presidencia checa.
Gran Bretaña e Italia desaconsejaron a sus ciudadanos viajar a Irán si no es necesario y Alemania recomienda "verificar las posibilidades de aplazar los viajes".
Londres repatriará además a los familiares del personal de su embajada en Teherán, frente a la cual está prevista el martes una manifestación de estudiantes leales al poder.
En la comunidad internacional no todo el mundo coincide con las críticas. Venezuela, por ejemplo, pidió en días pasados "respeto" para Irán y Brasil estimó que las manifestaciones son obra de "los perdedores".
AFP
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