Desde el inicio de la guerra con Israel, las autoridades iraníes han amenazado con cerrar el estrecho de Ormuz, por donde transita el 20 % del petróleo mundial.
Se trata de una de las amenazas más sonadas provenientes desde Irán, que han repetido múltiples de sus funcionarios: cerrar el estrecho de Ormuz. Una advertencia que de volverse realidad podría tener consecuencias devastadoras para la economía mundial.
Aproximadamente una quinta parte del petróleo crudo del planeta pasa por el estrecho de Ormuz, que bordea las costas iraníes.
Con 212 km de longitud, este brazo de mar tiene apenas unos cuarenta kilómetros de ancho en su punto más estrecho.
La escasa profundidad de las aguas obliga además a los buques más grandes a utilizar corredores de navegación de apenas unos pocos kilómetros de ancho, que Irán puede controlar o perturbar fácilmente.
Pequeño estrecho, grandes desafíos
Un estrecho angosto, pero mediante el que se comercia cada año con productos energéticos por valor de 600 000 millones de dólares.
Su cierre "sería evidentemente un problema económico increíble, debido al efecto que tendría sobre el precio del petróleo", asegura a la 'BBC' el exjefe del servicio de inteligencia británico MI6, Sir Alex Younger.
La acción militar en este estrecho se considera el método más probable para interrumpir el tráfico marítimo, recuerda la 'BBC': fue lo que ocurrió durante la guerra Irán-Irak, de 1980 a 1988, cuando ambos beligerantes recurrieron a misiles y minas navales en el Golfo Pérsico, perturbando considerablemente el tráfico marítimo, sin lograr cerrar completamente el estrecho.
En el contexto actual, esta amenaza ha sido esgrimida por varios funcionarios iraníes y luego de los ataques estadounidenses fue aprobada por el Parlamento iraní.
“Irán dispone de numerosas opciones para responder a sus enemigos”, y el cierre del estrecho de Ormuz es una de ellas, declaró recientemente Behnam Saeedi, miembro de la comisión de seguridad nacional del Parlamento iraní. Sus declaraciones fueron recogidas por Reuters.
Ali Yazdikhah, parlamentario iraní, aseguró por su parte que Irán continuará autorizando la libre circulación en el estrecho mientras no se vean amenazados sus intereses nacionales vitales.
Sin embargo, añadió que perturbar el comercio petrolero de los occidentales en este paso marítimo sería un “derecho legítimo” de Irán, si “Estados Unidos entra oficial y operativamente en guerra” para apoyar a Israel.
Irán cuenta concretamente con varios medios militares capaces de perturbar el tránsito. Entre ellos, el ataque directo a buques o la colocación de minas navales en los corredores de navegación, explica Adel Bakawan, investigador asociado al Instituto Francés de Relaciones Internacionales y autor de 'La descomposición de Medio Oriente. Tres rupturas que hicieron bascular la historia' (Tallandier).
Un estrecho vital… para Irán y sus aliados
Un factor fundamental limita, sin embargo, la presión que Teherán puede ejercer sobre este paso marítimo: Irán es a su vez hiperdependiente del estrecho de Ormuz. Es la arteria que conecta su economía con la del mundo.
“Entre el 80 y el 90 % del petróleo iraní es comprado por China, y transita esencialmente vía el estrecho de Ormuz”, señala Adel Bakawan.
Al contrariar a su primer cliente, Teherán se privaría de un socio económico vital en un contexto de sanciones internacionales impuestas por Washington.
Perturbar el tránsito en el estrecho de Ormuz supondría también un golpe para el otro “gestor” del estrecho: el sultanato de Omán. “Desde hace mucho tiempo, mantiene excelentes relaciones con su vecino iraní”, recuerda Bakawan.
Si Irán opta por la vía militar en este brazo de mar, llevaría la guerra hasta las orillas omaníes, amenazando directamente la estabilidad y seguridad de este pacífico sultanato.