El Gobierno chino instó este lunes "a intensificar los esfuerzos" para "evitar un impacto en el desarrollo económico mundial" y para "promover la distensión de los conflictos" mientras se encuentra a la espera la petición del Parlamento iraní de bloquear el estrecho de Ormuz.
La petición del Parlamento iraní de bloquear el estrecho de Ormuz, aún pendiente de aprobación por el Consejo Supremo de Seguridad Nacional, plantea riesgos significativos para China, considerado principal destino del petróleo iraní y socio estratégico de Teherán.
El estrecho de Ormuz, ubicado entre el golfo de Omán y el golfo Pérsico, canaliza cerca del 20 % del petróleo y gas que se exporta por mar en el mundo.
"Esfuerzos" para evitar impacto económico
El Gobierno chino instó este lunes "a intensificar los esfuerzos" para "evitar un impacto en el desarrollo económico mundial" y para "promover la distensión de los conflictos".
El vocero de la Cancillería china Guo Jiakun se limitó a describir el Golfo Pérsico "y sus aguas circundantes" como "importantes canales de comercio internacional de bienes y energía", sin pronunciarse acerca del efecto que tendría el cierre de la vía sobre la segunda economía del mundo.
Sin embargo, diversos expertos han aseverado en los últimos días que Asia en general y China en particular estarían entre los más afectados por un posible bloqueo de Ormuz.
No en vano, Arabia Saudita, Irak y Emiratos Árabes Unidos, que figuraron entre los principales proveedores de crudo a China en 2024, envían gran parte de sus cargamentos a través de este paso estratégico.
Un rastreo complicado
En cambio, las exportaciones de petróleo iraní hacia China son más difíciles de cuantificar.
Debido a las sanciones estadounidenses contra Teherán, las exportaciones de crudo iraní con destino a China se realizan a través de terceros países, como Malasia, por lo que se desconoce la cantidad exacta de petróleo del país persa que consume el gigante asiático.
Sin embargo, datos citados por la prensa china indican que el petróleo iraní representa alrededor del 10 % del total importado por China, país que está considerado como el mayor comprador de crudo de Teherán al absorber alrededor del 90 % de su producción, según algunos analistas.
El profesor del Instituto de Países Árabes-China de la Universidad de Ningxia Niu Xinchun, citado por el medio local Shangyou, advirtió de un "aumento drástico" de los precios del petróleo, de "caos en el mercado de crudo" y de "recesión global" si finalmente Teherán implementase un bloqueo del estrecho.
Sin embargo, Niu recordó que las importaciones y exportaciones iraníes serían las primeras en "verse gravemente afectadas" y que "no es la primera vez" que Teherán amenaza con esta acción.
Por su parte, el director del Centro de Estudios sobre Oriente Medio de la Universidad Fudan de Shanghái, Sun Degang, citado por el diario hongkonés South China Morning Post, indicó recientemente que bloqueos parciales en la zona podrían afectar de forma directa los intereses comerciales chinos.
Sun recordó que episodios recientes de violencia en el mar Rojo, incluidos ataques de los rebeldes hutíes de Yemen, ya tuvieron consecuencias en el transporte de mercancías a y desde el país asiático, lo que lleva a prever efectos similares en caso de un deterioro de la situación en el Golfo Pérsico.
¿Influencia sobre Irán?
Algunas voces como la del secretario de Estado de EE. UU., Marco Rubio, han pedido a China que intermedie para que Irán no cierre el estrecho de Ormuz.
"Animo al Gobierno chino en Pekín a que los llame al respecto, porque dependen en gran medida del estrecho de Ormuz para su petróleo", dijo Rubio en una entrevista con el canal Fox News.
China e Irán han reforzado sus relaciones en los últimos años, con los líderes de las dos naciones proclamando una "amistad inquebrantable" entre Teherán y Pekín.
Ambos países firmaron en 2021 un acuerdo de cooperación económica que contempla una inversión china de unos 400.000 millones de dólares en los sectores iraníes de energía e infraestructuras.
A cambio, Teherán, uno de los principales productores de hidrocarburos del mundo, garantiza a Pekín un suministro estable de petróleo y gas a precios competitivos.