En un imponente desfile por la Plaza Roja, en la que participaron 11.500 soldados, abrieron el paso tanques, artillería y sobrevolaron aviones militares.
Rusia conmemoró hoy el 65 aniversario de
la
victoria sobre la Alemania nazi con la tradicional parada militar en
la Plaza Roja, en la que este año desfilaron por primera vez
soldados de los países aliados en la II Guerra Mundial.
En su discurso desde la tribuna, el presidente ruso, Dmitri Medvédev, destacó la presencia de tropas de los países integrantes de la coalición antihitleriana, así como de tropas de los Estados miembros de la postsoviética Comunidad de Estados Independientes (CEI).
"Esta formación única es un testimonio de nuestra voluntad común de defender la paz y no permitir una revisión de los resultados de la guerra, de no permitir nuevas tragedias", dijo.
El jefe del Kremlin llamó a la unidad para hacer frente a los nuevos desafíos y amenazas globales.
"Sólo juntos podemos hacer frente a las amenazas actuales, sólo sobre la base de la buena vecindad podemos solucionar los problemas de seguridad global, para que los ideales de la justicia y el bien triunfen en todo el mundo, y la vida de las futuras generaciones sea libre y feliz", afirmó.
Según Medvédev, "el mal acumula fuerzas si se retrocede ante él, si se trata de no prestarle atención".
"Las lecciones de la II Guerra Mundial nos llaman a la solidaridad. La paz es frágil, como lo ha sido siempre, y estamos obligados a recordar que la guerra no empieza de repente", dijo.
Asimismo, subrayó que "en 1945 se alcanzó la victoria, no sólo militar, sino también moral, una victoria global", y señaló: "Esta guerra nos convirtió en una nación fuerte".
En su discurso, Medvédev tuvo palabras de agradecimiento para los veteranos: "Hace 65 años, conquistasteis la paz para nuestro país y para todo el planeta y nos disteis la posibilidad de vivir. Nuestra más profunda reverencia ante vosotros. ¡Feliz Día de la Victoria! ¡Gloria a los vencedores!".
Medvédev tomó la palabra después de que el ministro de Defensa ruso, Anatoli Serdiukov, pasara revista a las tropas.
Tras el discurso sonó el himno de Rusia, que dio inicio al desfile por el adoquinado de la Plaza Roja de soldados rusos, de países de la CEI y de Estados Unidos, el Reino Unido, Francia y Polonia, al que siguieron 159 vehículos militares.
Abrieron el paso tanques T-34 y se exhibió artillería autopropulsada Su-100 de tiempos de la contienda mundial.
Circularon también por la Plaza Roja cohetes táctico-operativos Iskander-M, sistemas de defensa aérea con misiles S-300, S-400 y Pantsir-S1, lanzaderas múltiples de cohetes Smerch y plataformas móviles con misiles balísticos intercontinentales Tópol-M, el arma más temible del arsenal ruso.
Después, 127 aparatos, entre aviones militares de transporte, de asalto, cisterna, bombarderos estratégicos pesados, cazas y helicópteros de asalto y de transporte, surcaron los cielos de la capital rusa divididos en 20 grupos a una altura de 300 metros y a una velocidad de 550 kilómetros por hora.
Además, aviones de asalto Su-25 y cazas MiG-29 dibujaron en el cielo la cifra 65 y otros seis Su-25, los colores blanco, azul y rojo de la bandera de Rusia.
Cerraron la parada orquestas militares de Estados Unidos, el Reino Unido, Francia y Rusia, que interpretaron la "Oda a la Alegría", el cuarto movimiento de la Novena Sinfonía de Beethoven, himno oficial, además, de la Unión Europea.
A la ceremonia, en la que participaron 11.500 soldados, asistieron tres mil veteranos, unos 200 procedentes de otros 24 países.
Entre la treintena de líderes extranjeros presentes en la ceremonia se encontraban la canciller alemana, Angela Merkel, el presidente israelí, Simon Peres, y el dirigente chino, Hu Jintao.
Tras el desfile, el presidente ruso y sus invitados extranjeros se dirigieron a pie a los Jardines de Alejandro, junto a las murallas del Kremlin, donde guardaron un minuto de silencio y depositaron una ofrenda floral ante la tumba del Soldado Desconocido. EFE
En su discurso desde la tribuna, el presidente ruso, Dmitri Medvédev, destacó la presencia de tropas de los países integrantes de la coalición antihitleriana, así como de tropas de los Estados miembros de la postsoviética Comunidad de Estados Independientes (CEI).
"Esta formación única es un testimonio de nuestra voluntad común de defender la paz y no permitir una revisión de los resultados de la guerra, de no permitir nuevas tragedias", dijo.
El jefe del Kremlin llamó a la unidad para hacer frente a los nuevos desafíos y amenazas globales.
"Sólo juntos podemos hacer frente a las amenazas actuales, sólo sobre la base de la buena vecindad podemos solucionar los problemas de seguridad global, para que los ideales de la justicia y el bien triunfen en todo el mundo, y la vida de las futuras generaciones sea libre y feliz", afirmó.
Según Medvédev, "el mal acumula fuerzas si se retrocede ante él, si se trata de no prestarle atención".
"Las lecciones de la II Guerra Mundial nos llaman a la solidaridad. La paz es frágil, como lo ha sido siempre, y estamos obligados a recordar que la guerra no empieza de repente", dijo.
Asimismo, subrayó que "en 1945 se alcanzó la victoria, no sólo militar, sino también moral, una victoria global", y señaló: "Esta guerra nos convirtió en una nación fuerte".
En su discurso, Medvédev tuvo palabras de agradecimiento para los veteranos: "Hace 65 años, conquistasteis la paz para nuestro país y para todo el planeta y nos disteis la posibilidad de vivir. Nuestra más profunda reverencia ante vosotros. ¡Feliz Día de la Victoria! ¡Gloria a los vencedores!".
Medvédev tomó la palabra después de que el ministro de Defensa ruso, Anatoli Serdiukov, pasara revista a las tropas.
Tras el discurso sonó el himno de Rusia, que dio inicio al desfile por el adoquinado de la Plaza Roja de soldados rusos, de países de la CEI y de Estados Unidos, el Reino Unido, Francia y Polonia, al que siguieron 159 vehículos militares.
Abrieron el paso tanques T-34 y se exhibió artillería autopropulsada Su-100 de tiempos de la contienda mundial.
Circularon también por la Plaza Roja cohetes táctico-operativos Iskander-M, sistemas de defensa aérea con misiles S-300, S-400 y Pantsir-S1, lanzaderas múltiples de cohetes Smerch y plataformas móviles con misiles balísticos intercontinentales Tópol-M, el arma más temible del arsenal ruso.
Después, 127 aparatos, entre aviones militares de transporte, de asalto, cisterna, bombarderos estratégicos pesados, cazas y helicópteros de asalto y de transporte, surcaron los cielos de la capital rusa divididos en 20 grupos a una altura de 300 metros y a una velocidad de 550 kilómetros por hora.
Además, aviones de asalto Su-25 y cazas MiG-29 dibujaron en el cielo la cifra 65 y otros seis Su-25, los colores blanco, azul y rojo de la bandera de Rusia.
Cerraron la parada orquestas militares de Estados Unidos, el Reino Unido, Francia y Rusia, que interpretaron la "Oda a la Alegría", el cuarto movimiento de la Novena Sinfonía de Beethoven, himno oficial, además, de la Unión Europea.
A la ceremonia, en la que participaron 11.500 soldados, asistieron tres mil veteranos, unos 200 procedentes de otros 24 países.
Entre la treintena de líderes extranjeros presentes en la ceremonia se encontraban la canciller alemana, Angela Merkel, el presidente israelí, Simon Peres, y el dirigente chino, Hu Jintao.
Tras el desfile, el presidente ruso y sus invitados extranjeros se dirigieron a pie a los Jardines de Alejandro, junto a las murallas del Kremlin, donde guardaron un minuto de silencio y depositaron una ofrenda floral ante la tumba del Soldado Desconocido. EFE
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