El único recuerdo que tiene es que fue “obligada a mendigar”. Yulia Moiséyenko desapareció a los cuatro años cuando viajaba en un tren en Bielorrusia. Su padre se había quedado dormido y al despertar no la encontró.
A la edad de cuatro años, la pequeña Yulia Moiséyenko desapareció de un tren eléctrico mientras su padre dormía en uno de los asientos. Veinte años después de ese extraño suceso, la familia se reencontró, informaron medio locales.
Yulia viajaba junto con su padre desde Minsk (capital de Bielorrusia) hacia Osipóvichi, ubicada a unos 100 kilómetros al sureste. Era el 1 de octubre de 1999. El hombre se había quedado dormido luego de tomar bebidas alcohólicas. Cuando despertó, su hija ya no estaba a su lado y había una extraña mancha de sangre en su ropa.
De inmediato, los padres denunciaron la desaparición de la menor. Los policías no descubrían si la niña había sido secuestrada o si ella misma se había bajado del vehículo en marcha. No se supo más de ella hasta ahora.
Luego de dos décadas, ella al fin contó lo ocurrido. Gracias a unas palabras claves escritas en el buscador de Google, el novio de la joven encontró en pocos días a sus verdaderos padres.
El día de su desaparición, Yulia y su padre iban a vender papas en Pukhovichi, dijo Lyudmilla, madre biológica de Yulia, a NN.BY. Se desconoce que ocurrió hasta el 21 de ese mes, cuando fue encontrada por la Policía en la ciudad de Riazán (Rusia). Minsk y Riazán están separadas por una distancia de 928 kilómetros o un viaje en auto de 10 horas aproximadamente.
Los oficiales creyeron en todo momento que la niña era de alguna ciudad rusa cercana a Riazán. “El hecho de que yo era de Bielorrusia simplemente no lo entendí. Además, tenía en mis manos un libro con el sello de la biblioteca de la ciudad de Ryazhsk, una pequeña ciudad cerca de Riazán. Por lo tanto, nadie podría imaginar que yo era bielorrusa”, explicó Yulia.
Según su madre biológica, ella pudo ser raptada por gitanos, ya que ellos vivían cerca del lugar.
Los policías trasladaron a la niña a un centro de apoyo psicológico para niños en situaciones difíciles y en mayo fue adoptada del 2000. “Cómo se ha desarrollado la vida es bueno. No le deseo maldad a nadie. Tampoco tengo nada de qué culpar a mis padres biológicos”, declaró la mujer al portal de noticias.
Los exámenes de ADN comprobaron lo que madre e hija ya sabían. Lyudmilla conoció a su nieta, una pequeña de cinco años, hija de Yulia.
“Julia siempre pensó que sus padres la dejaron en la plataforma”
Irina Alpatova, madre adoptiva de Yulia Moiséyenko, contó a NN.BY cómo fue la vida de la pequeña.
“Fueron tiempos difíciles”, recordó. “Yulia, cuando ya vivía con nosotros, escondía pan debajo de la almohada por un tiempo. Las semanas que pasó con las personas desconocidas que la secuestraron fueron muy difíciles”, recalcó.
“Nunca le escondimos a Yulia que fue criada en una familia de acogida. Se acordó de sus papás y decidimos apoyar este recuerdo en ella. Por supuesto, pensamos que tenía malos padres. Partimos de lo que nos contó, de sus recuerdos. Yulia pensó que la arrojaron a la plataforma”, relató al portal de noticias.
Yulia solo recordaba a algunos vagabundos. En su memoria, están aquellos que la dejaron caer del tren, que la obligaron a mendigar. “No recordaba nada de sus verdaderos padres”, dijo Alpatova.
Cómo hizo el novio de Yulia para encontrar tan rápido a sus padres
“También busqué en Google sobre mí, sobre la desaparición. Varias veces. Pero no encontré nada. Pregunté a mis guardianes, pero no había información. No había artículos en Internet de que una niña fuera encontrada en Riazán”, señaló la mujer de 24 años a NN.BY. “Decidí pensar que eso significaba que mis padres no me necesitaban”, agregó.
Continuó: “Luego, Ilya comenzó a buscar por palabras clave y encontró un sitio web bielorruso. Me lo mostró. Mi primer pensamiento fue: ¿se trata realmente de mí? Hablé con mis guardianes y me dijeron que tal vez esto sea cierto. Después contactamos a la Policía bielorrusa y al día siguiente me invitaron a venir a Bielorrusia”.
Ahora, Yulia planea quedarse en Riazán. Ella está estudiando para trabajar en una farmacéutica. “Al menos por ahora no tengo planes de mudarme”, señaló.
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