Los desechos espaciales representan un peligro para los satélites y las naves espaciales que podrían dañarse seriamente como resultado de una colisión.
(Agencia N+1 / Víctor Román) El satélite RemoveDEBRIS realizó la segunda etapa de su sistema de prueba diseñados para recolectar desechos espaciales. Durante la prueba, el satélite capturó con éxito una maqueta de desechos espaciales usando un arpón. En la etapa final de la misión, los expertos probarán una vela espacial, la cual ayudará a retirar los modelos de satélites y escombros desde la órbita.
Alrededor de 750 mil objetos de más de un centímetro de tamaño están en órbita terrestre, y la velocidad promedio de colisiones de estos objetos con otros es de 40 mil kilómetros por hora. Esta cantidad de desechos espaciales representa un peligro para los satélites y las naves espaciales que podrían dañarse seriamente como resultado de una colisión.
Además, existe la hipótesis de que, debido a una concentración suficientemente grande de desechos espaciales en órbita, puede ocurrir algo llamado síndrome de Kessler. Este fenómeno consiste en un aumento similar al de una avalancha en el número de desechos. Si se diera este escenario, lograr salir de la atmósfera de la Tierra de manera segura sería extremadamente difícil.
Limpiar la basura allá arriba
Para combatir los desechos espaciales, se proponen varios conceptos, algunos de los cuales implican el descenso independiente de los satélites desde su órbita después de su uso; o el lanzamiento de vehículos que harán lo mismo con los objetos que no puedan ser desorbitardos. Para eso, los ingenieros de SSTL y varias otras organizaciones han desarrollado el satélite experimental RemoveDEBRIS, el cual está equipado con una cámara y un lidar para rastrear objetos cercanos, así como tres configuraciones experimentales: una red, un arpón y una vela de frenado.
Durante las recientes pruebas en órbita, los expertos probaron por primera vez la incautación de un objeto en órbita con un arpón. Una pared de un cuerpo satélite CubeSat imitó ser un satélite real y el recolector se colocó a un metro y medio de él. Durante la prueba, el satélite disparó con un arpón a una velocidad de 20 metros por segundo y golpeó el objetivo con éxito, enganchándolo.
Anteriormente, el equipo de la misión probó otros sistemas experimentales. En septiembre, capturó con éxito un simulador de desechos espaciales con una red; y en octubre probó el sistema de rastreo, siguiendo con un lidar y una cámara los movimientos de un pequeño satélite lanzado desde él. Luego, en marzo de este año, tendrá lugar la última etapa de la misión, durante la cual el satélite desplegará la vela de frenado. Esto permitirá descarrilar rápidamente tanto el propio satélite como los objetos que ha capturado.
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