La ralentización del agrietamiento permitiría dar tiempo a la construcción de un sarcófago de contención, según los expertos
La preocupación sobre el riesgo de derrumbe en una balsa de lodos tóxicos en Hungría se ha reducido levemente, ya que se ha comprobado que las grietas detectadas anoche se están ensanchando más lentamente que hasta ahora.
Según expertos mencionados por la agencia húngara MTI, el hecho de que las fisuras estén aumentando de tamaño a menor velocidad permiten confiar en que la pared aguante y evite el derrame.
La ralentización del agrietamiento permitiría dar tiempo a la construcción de un sarcófago de contención, según los expertos mencionados por el diario digital "Index".
La detección de esas fisuras movió esta mañana a las autoridades a evacuar el pueblo de Kolontár, que el lunes pasado recibió el primer y más duro impacto de una avalancha de 1 millón de metros cúbicos de lodo cargado de arsénico y metales pesados.
Hasta esta mañana, las grietas habían crecido siete centímetros.
Al respecto, el primer ministro Viktor Orbán, reconoció esta mañana que la "situación es muy grave" y que era posible un nuevo derrame.
"No queremos crear grandes esperanzas" fue el mensaje que lanzó Orbán desde la ciudad de Ajka, adónde fueron trasladados los vecinos de la aldea desalojada.
Los medios húngaros informaron que una veintena de vecinos decidió regresar a sus casas esta noche. Durante el día, las autoridades ya habían permitido el acceso al pueblo para que los habitantes pudieran atender y alimentar a sus animales de granja.
Esta misma noche concluyó también la obra de cimentación para edificar un muro de 400 metros de largo, 20 de ancho y cinco de altura que se espera pueda contener y desviar la oleada tóxica en caso de que la balsa finalmente ceda.
La riada del lunes ha causado ya siete muertes y heridas a unas 150 personas, además de innumerables daños económicos y una catástrofe ecológica considerada ya la más grave de la historia de Hungría.
EFE
Según expertos mencionados por la agencia húngara MTI, el hecho de que las fisuras estén aumentando de tamaño a menor velocidad permiten confiar en que la pared aguante y evite el derrame.
La ralentización del agrietamiento permitiría dar tiempo a la construcción de un sarcófago de contención, según los expertos mencionados por el diario digital "Index".
La detección de esas fisuras movió esta mañana a las autoridades a evacuar el pueblo de Kolontár, que el lunes pasado recibió el primer y más duro impacto de una avalancha de 1 millón de metros cúbicos de lodo cargado de arsénico y metales pesados.
Hasta esta mañana, las grietas habían crecido siete centímetros.
Al respecto, el primer ministro Viktor Orbán, reconoció esta mañana que la "situación es muy grave" y que era posible un nuevo derrame.
"No queremos crear grandes esperanzas" fue el mensaje que lanzó Orbán desde la ciudad de Ajka, adónde fueron trasladados los vecinos de la aldea desalojada.
Los medios húngaros informaron que una veintena de vecinos decidió regresar a sus casas esta noche. Durante el día, las autoridades ya habían permitido el acceso al pueblo para que los habitantes pudieran atender y alimentar a sus animales de granja.
Esta misma noche concluyó también la obra de cimentación para edificar un muro de 400 metros de largo, 20 de ancho y cinco de altura que se espera pueda contener y desviar la oleada tóxica en caso de que la balsa finalmente ceda.
La riada del lunes ha causado ya siete muertes y heridas a unas 150 personas, además de innumerables daños económicos y una catástrofe ecológica considerada ya la más grave de la historia de Hungría.
EFE
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