Manifestantes conocidos como ´camisetas rojas´ dispararon al vehículo del primer ministro Abhisit Vejjajiva, pues exigen la caída del Gobierno (Foto: EFE).
El Gobierno de Tailandia sacó hoy a los soldados y carros de combate a las calles de Bangkok tras decretar el estado de excepción con el fin de acabar con las desafiantes protestas de los manifestantes que persiguen su caída.
El primer ministro, Abhisit Vejjajiva, declaró el estado de excepción en Bangkok y cinco provincias vecinas un día después de que las protestas forzaran la cancelación de la Cumbre asiática, que Tailandia organizó en la turística ciudad de Pattaya.
"El Gobierno ha tenido que decretar el estado de excepción para restaurar la normalidad lo antes posible", dijo Vejjajiva al dar lectura al comunicado.
En respuesta a esa medida, cerca de medio centenar de "camisetas rojas", llamados así por el color de las prendas que visten, sobrepasaron sin encontrar resistencia a los soldados que protegían el Ministerio del Interior, donde Vejajiva había anunciado minutos antes la entrada en vigor del estado de excepción.
Otros exaltados, provistos de palos y también armas de fuego, se abalanzaron sobre el coche oficial de Vejjajiva, aunque el Gobierno no aclaró si el primer ministro iba a bordo cuando se produjo el ataque.
Según el viceministro del Interior, Thaworn Senneam, el jefe del Gobierno sufrió una herida de carácter leve en uno de sus brazos y fue atendido por los médicos tras el incidente, durante el que un número indeterminado de manifestantes y policías resultaron heridos de bala.
Por otro lado, un grupo de manifestantes antigubernamentales se apoderó de dos vehículos blindados del Ejército apostados en las inmediaciones de uno de los mayores centros comerciales de la capital, de acuerdo a relatos de testigos.
En un mensaje emitido por una emisora de radio afín a los manifestantes, Jatuporn Promphan, uno de los más destacados cabecillas del Frente, instó a los "camisetas rojas" a salir a las calles de Bangkok para forzar la caída del Gobierno.
A primeras horas de la mañana, la Policía detuvo a Arisman Poongruengrong, al principal cabecilla de los cerca de 300 manifestantes que la víspera asaltaron la sede de la Cumbre asiática, de la que los dirigentes de la región fueron evacuados en helicópteros desde la azotea de uno de los edificios.
EFE
El primer ministro, Abhisit Vejjajiva, declaró el estado de excepción en Bangkok y cinco provincias vecinas un día después de que las protestas forzaran la cancelación de la Cumbre asiática, que Tailandia organizó en la turística ciudad de Pattaya.
"El Gobierno ha tenido que decretar el estado de excepción para restaurar la normalidad lo antes posible", dijo Vejjajiva al dar lectura al comunicado.
En respuesta a esa medida, cerca de medio centenar de "camisetas rojas", llamados así por el color de las prendas que visten, sobrepasaron sin encontrar resistencia a los soldados que protegían el Ministerio del Interior, donde Vejajiva había anunciado minutos antes la entrada en vigor del estado de excepción.
Otros exaltados, provistos de palos y también armas de fuego, se abalanzaron sobre el coche oficial de Vejjajiva, aunque el Gobierno no aclaró si el primer ministro iba a bordo cuando se produjo el ataque.
Según el viceministro del Interior, Thaworn Senneam, el jefe del Gobierno sufrió una herida de carácter leve en uno de sus brazos y fue atendido por los médicos tras el incidente, durante el que un número indeterminado de manifestantes y policías resultaron heridos de bala.
Por otro lado, un grupo de manifestantes antigubernamentales se apoderó de dos vehículos blindados del Ejército apostados en las inmediaciones de uno de los mayores centros comerciales de la capital, de acuerdo a relatos de testigos.
En un mensaje emitido por una emisora de radio afín a los manifestantes, Jatuporn Promphan, uno de los más destacados cabecillas del Frente, instó a los "camisetas rojas" a salir a las calles de Bangkok para forzar la caída del Gobierno.
A primeras horas de la mañana, la Policía detuvo a Arisman Poongruengrong, al principal cabecilla de los cerca de 300 manifestantes que la víspera asaltaron la sede de la Cumbre asiática, de la que los dirigentes de la región fueron evacuados en helicópteros desde la azotea de uno de los edificios.
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