Estados Unidos, la Unión Europea, Naciones Unidas y varias organizaciones internacionales sospechan que la etnia hmong serán perseguidos por su pasado anticomunista.
La deportación forzosa desde Tailandia a Laos de más de cuatro mil miembros de la etnia hmong concluyó hoy después de que los últimos refugiados cruzaran esta mañana la frontera escoltados por soldados tailandeses.
De esta forma se cumplió el objetivo de llevar a cabo el desalojo en un plazo máximo de 24 horas, según el coronel Thana Charuwat, quien insistió en que no se emplearon armas y que los hmong no se resistieron a las tropas.
Los refugiados, que estaban internados en el campo de Huay Nam Khao fueron trasladados ayer en cien autocares a la localidad fronteriza de Nong Khai y de ahí al país vecino, donde Estados Unidos, la Unión Europea, Naciones Unidas y varias organizaciones internacionales sospechan que serán perseguidos por su pasado anticomunista.
En la operación, en la que se prohibió el acceso a grupos de derechos humanos y periodistas, tomaron parte unos 5.000 soldados tailandeses desarmados pero protegidos con equipos antidisturbios para repeler posibles agresiones.
Pese a las quejas, el primer ministro de Tailandia, Abhisit Vejjajiva, decidió seguir adelante con la deportación pese a que el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) considera que los hmong están amenazados en Laos.
Bangkok insiste en que la mayoría no son refugiados sino inmigrantes ilegales que buscan en Tailandia un futuro mejor.
La minoría étnica, con comunidades diseminadas por las montañas de Laos, el sur de China, Birmania (Myanmar) y Tailandia, luchó del lado de EEUU hasta que en 1975 la guerra en Laos se decantó a favor de los comunistas del Pathet Lao.
En venganza por aquel apoyo al enemigo financiado por la CIA, Human Rights Watch denuncia que las autoridades laosianas someten a los hmong a detenciones arbitrarios, torturas, abusos sexuales y ejecuciones extrajudiciales.
Laos y Tailandia acordaron a mediados del año pasado repatriar a unos 8.000 miembros de la etnia, la mitad de los cuales debían ser expulsados del campo de refugiados tailandés antes de que termine 2009. EFE
De esta forma se cumplió el objetivo de llevar a cabo el desalojo en un plazo máximo de 24 horas, según el coronel Thana Charuwat, quien insistió en que no se emplearon armas y que los hmong no se resistieron a las tropas.
Los refugiados, que estaban internados en el campo de Huay Nam Khao fueron trasladados ayer en cien autocares a la localidad fronteriza de Nong Khai y de ahí al país vecino, donde Estados Unidos, la Unión Europea, Naciones Unidas y varias organizaciones internacionales sospechan que serán perseguidos por su pasado anticomunista.
En la operación, en la que se prohibió el acceso a grupos de derechos humanos y periodistas, tomaron parte unos 5.000 soldados tailandeses desarmados pero protegidos con equipos antidisturbios para repeler posibles agresiones.
Pese a las quejas, el primer ministro de Tailandia, Abhisit Vejjajiva, decidió seguir adelante con la deportación pese a que el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) considera que los hmong están amenazados en Laos.
Bangkok insiste en que la mayoría no son refugiados sino inmigrantes ilegales que buscan en Tailandia un futuro mejor.
La minoría étnica, con comunidades diseminadas por las montañas de Laos, el sur de China, Birmania (Myanmar) y Tailandia, luchó del lado de EEUU hasta que en 1975 la guerra en Laos se decantó a favor de los comunistas del Pathet Lao.
En venganza por aquel apoyo al enemigo financiado por la CIA, Human Rights Watch denuncia que las autoridades laosianas someten a los hmong a detenciones arbitrarios, torturas, abusos sexuales y ejecuciones extrajudiciales.
Laos y Tailandia acordaron a mediados del año pasado repatriar a unos 8.000 miembros de la etnia, la mitad de los cuales debían ser expulsados del campo de refugiados tailandés antes de que termine 2009. EFE
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