Según investigadores del Centro de Investigación Molecular de Fontenay-aux-Roses, el tratamiento previene movimientos involuntarios que acompañan a enfermedad.
Un equipo médico francés probó con buenos resultados una terapia genética para el tratamiento de la enfermedad de Parkinson en monos, revela un estudio que publica hoy la revista Science Translational Medicine.
Según los investigadores del Centro de Investigación Molecular de Fontenay-aux-Roses, el tratamiento previene los movimientos involuntarios que acompañan a la enfermedad.
La pérdida de dopamina provoca el descontrol en los movimientos corporales y el tratamiento normal consiste en administrar a los pacientes medicamentos que aumentan el nivel de la sustancia en el cerebro.
Sin embargo, ese tratamiento no mantiene los niveles de dopamina para un funcionamiento normal, lo cual conduce a un trastorno motriz llamado disquinesia.
Para simular la enfermedad, los científicos administraron a los monos una neurotoxina que provoca la enfermedad hasta que los animales mostraron los temblores, la rigidez y la postura inestable que son característicos del mal de Parkinson.
Para iniciar el tratamiento los científicos insertaron en el cerebro de los monos tres genes cruciales en la producción de la dopamina.
La observación constante de los animales durante más de tres años reveló un restablecimiento de los niveles de dopamina, corrigió los trastornos motrices y no tuvo efectos secundarios.
En su informe, los científicos indican que ya se está realizando una prueba clínica de ese tratamiento en seres humanos. EFE
Según los investigadores del Centro de Investigación Molecular de Fontenay-aux-Roses, el tratamiento previene los movimientos involuntarios que acompañan a la enfermedad.
La pérdida de dopamina provoca el descontrol en los movimientos corporales y el tratamiento normal consiste en administrar a los pacientes medicamentos que aumentan el nivel de la sustancia en el cerebro.
Sin embargo, ese tratamiento no mantiene los niveles de dopamina para un funcionamiento normal, lo cual conduce a un trastorno motriz llamado disquinesia.
Para simular la enfermedad, los científicos administraron a los monos una neurotoxina que provoca la enfermedad hasta que los animales mostraron los temblores, la rigidez y la postura inestable que son característicos del mal de Parkinson.
Para iniciar el tratamiento los científicos insertaron en el cerebro de los monos tres genes cruciales en la producción de la dopamina.
La observación constante de los animales durante más de tres años reveló un restablecimiento de los niveles de dopamina, corrigió los trastornos motrices y no tuvo efectos secundarios.
En su informe, los científicos indican que ya se está realizando una prueba clínica de ese tratamiento en seres humanos. EFE
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