Olas gigantes de ocho metros de altura y vientos de hasta 200 kilómetros por hora derrumbaron cientos de viviendas. Diez personas resultaron heridas.
Diez personas resultaron heridas y otras 3.500 -muchas de ellas turistas- debieron ser evacuadas en la Polinesia Francesa tras la llegada del ciclón tropical "Oli", que causó daños materiales en tres islas del pequeño archipiélago.
Olas gigantes de ocho metros de altura y vientos de hasta 200 kilómetros por hora derrumbaron anoche cientos de viviendas, y las autoridades declararon el nivel de alerta roja en Bora Bora, Moorea y Tahití, informaron hoy los medios locales.
En estas dos islas, los desalojados esperan refugiados en colegios e iglesias a que pase el ciclón, pues los aeropuertos están cerrados hasta nuevo aviso y han sido cortadas todas las carreteras y la mayoría de las comunicaciones.
Muchos residentes se resistieron a abandonar sus frágiles casas de bambú hasta que fue demasiado tarde y éstas se vieron engullidas por las olas gigantes o sus tejados fueron arrancados por el viento.
La administración colonial francesa señaló que 650 turistas afectados por el temporal están a salvo en hoteles seguros, pero no dieron más detalles.
Durante la pasada noche, el archipiélago sufrió vendavales de 150 kilómetros por hora con rachas de más de 200.
Los meteorólogos creen que la tormenta ganará fuerza en las próximas horas, pero se alejará al sur las islas menos habitadas de Rimatara, Rurutu y Mantaura.
El territorio de ultramar galo es famoso por sus paradisíacas playas y complejos hoteleros de ensueño, que cada año atraen a miles de turistas a esta remota región del Pacífico Sur.
EFE
Olas gigantes de ocho metros de altura y vientos de hasta 200 kilómetros por hora derrumbaron anoche cientos de viviendas, y las autoridades declararon el nivel de alerta roja en Bora Bora, Moorea y Tahití, informaron hoy los medios locales.
En estas dos islas, los desalojados esperan refugiados en colegios e iglesias a que pase el ciclón, pues los aeropuertos están cerrados hasta nuevo aviso y han sido cortadas todas las carreteras y la mayoría de las comunicaciones.
Muchos residentes se resistieron a abandonar sus frágiles casas de bambú hasta que fue demasiado tarde y éstas se vieron engullidas por las olas gigantes o sus tejados fueron arrancados por el viento.
La administración colonial francesa señaló que 650 turistas afectados por el temporal están a salvo en hoteles seguros, pero no dieron más detalles.
Durante la pasada noche, el archipiélago sufrió vendavales de 150 kilómetros por hora con rachas de más de 200.
Los meteorólogos creen que la tormenta ganará fuerza en las próximas horas, pero se alejará al sur las islas menos habitadas de Rimatara, Rurutu y Mantaura.
El territorio de ultramar galo es famoso por sus paradisíacas playas y complejos hoteleros de ensueño, que cada año atraen a miles de turistas a esta remota región del Pacífico Sur.
EFE
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