La policía china refuerza la seguridad en las centrales eléctricas, de producción de gas y medios de comunicación a fin de evitar escalada de violencia.
Al menos 156 personas murieron, 1,080 resultaron heridas y 1,434 han sido detenidas el domingo tras los enfrentamientos entre la población musulmana uigur y las fuerzas del orden chinas en la región occidental de Xinjiang, informó el comité regional del Partido Comunista de China (PCCh).
Unos 20.000 soldados, policías, fuerzas antiterroristas y miembros de diversos cuerpos de seguridad fueron desplazados a la región, informaron fuentes oficiales.
De los detenidos tras los enfrentamientos, que comenzaron en la capital, Urumqi, por el linchamiento de dos miembros de la etnia uigur, 1.379 son hombres y 55 mujeres.
El jefe de la policía regional, Liu Yaohua, informó que del total de muertos, 129 hombres y 27 mujeres.
"La policía estrechó el cerco de seguridad en el centro de Urumqi en instalaciones clave como centrales eléctricas y de producción de gas" (Xinjiang es rico en recursos energéticos y suministrador de gas de la región de Shanghai, capital industrial del país), dijo Liu.
Las emisoras de televisión están también fuertemente vigiladas "para evitar la escalada de la violencia", manifestó Liu.
Además, se establecieron puestos de control en torno a Urumqi para evitar desplazamientos de entrada y salida de zonas vecinas y de mayoría uigur como las prefecturas de Changji y Turpan, añadió el jefe regional de policía.
Más de un centenar de agentes locales especializados en diversas etnias que habitan la región fueron trasladados a la capital de Xinjiang para ayudar en los interrogatorios de los sospechosos.
Según la policía, existían planes de extender las protestas a las ciudades históricas uigures de Kasghar, Aksu y la prefectura kazaj de Yili.
El Gobierno acusa a los uigures, de etnia turcomana, de provocar los disturbios, y responsabiliza a una de sus líderes en el exilio, Rebiya Kadeer, candidata al Premio Nobel de la Paz en varias ocasiones, pero los uigures culpan al Gobierno chino de reprimir una protesta pacífica con una "violencia feroz".
Foto: EFE
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