La mujer dejó su trabajo como celadora en un hospital de Pekín hace un año cuando tuvo que hacerse cargo de sus nietas después de que su padre las abandonara.
Una mujer china ató a sus tres nietas trillizas de 27 meses a un puente en Pekín para tenerlas controladas mientras ella pedía dinero, informó hoy el diario "Nuevo Pekín".
Según explicó la abuela de las trillizas, apellidada Zhang y de 51 años, su decisión fue la consecuencia de las "dificultades económicas" que tiene para mantenerlas porque su padre las abandonó y su madre trabaja en otra provincia.
La señora dejó su trabajo como celadora en un hospital de Pekín hace un año cuando tuvo que hacerse cargo de sus nietas después de que su padre desapareciese.
Zhang dijo que la madre, su hija, trabaja en una compañía de zapatos en la provincia de Tianjin, al sur de Pekín, pero indicó que "gana poco dinero y no es capaz de mantenerlas", por lo que las deja a su cargo.
Esta mujer vive en un sótano alquilado con las tres pequeñas.
La Administración de Asuntos Civiles de Pekín afirmó que Zhang y sus nietas no pueden disfrutar de la política de garantía de esta provincia porque no son oriundas de la capital.
En China existe un sistema de residencia conocido como "hukou", establecido hace 52 años para evitar la inmigración rural a las ciudades, que consiste en un permiso que poseen los ciudadanos chinos que designa si su poseedor es "rural" o "urbano" y que limita la posibilidad de que emigren a otro lugar.
El sistema ha probado ser ineficaz porque no ha evitado la masiva llegada de emigrantes rurales a las ciudades y éstos, al carecer de "hukou" en las zonas urbanas, acaban convertidos en ciudadanos de segunda con menor acceso a servicios como la educación, la sanidad o el mercado laboral.
El primer ministro chino, Wen Jiabao, anunció en la última Asamblea Nacional Popular (ANP, Legislativo) celebrada el pasado marzo que China relajará las restricciones a su sistema de residencia.
Ayer, lunes, una persona se interesó por la adopción de alguna de las trillizas, pero la abuela se negó porque, comentó, "ni comen ni beben si no están las tres juntas y si se separan un rato, se buscan mutuamente".
EFE
Según explicó la abuela de las trillizas, apellidada Zhang y de 51 años, su decisión fue la consecuencia de las "dificultades económicas" que tiene para mantenerlas porque su padre las abandonó y su madre trabaja en otra provincia.
La señora dejó su trabajo como celadora en un hospital de Pekín hace un año cuando tuvo que hacerse cargo de sus nietas después de que su padre desapareciese.
Zhang dijo que la madre, su hija, trabaja en una compañía de zapatos en la provincia de Tianjin, al sur de Pekín, pero indicó que "gana poco dinero y no es capaz de mantenerlas", por lo que las deja a su cargo.
Esta mujer vive en un sótano alquilado con las tres pequeñas.
La Administración de Asuntos Civiles de Pekín afirmó que Zhang y sus nietas no pueden disfrutar de la política de garantía de esta provincia porque no son oriundas de la capital.
En China existe un sistema de residencia conocido como "hukou", establecido hace 52 años para evitar la inmigración rural a las ciudades, que consiste en un permiso que poseen los ciudadanos chinos que designa si su poseedor es "rural" o "urbano" y que limita la posibilidad de que emigren a otro lugar.
El sistema ha probado ser ineficaz porque no ha evitado la masiva llegada de emigrantes rurales a las ciudades y éstos, al carecer de "hukou" en las zonas urbanas, acaban convertidos en ciudadanos de segunda con menor acceso a servicios como la educación, la sanidad o el mercado laboral.
El primer ministro chino, Wen Jiabao, anunció en la última Asamblea Nacional Popular (ANP, Legislativo) celebrada el pasado marzo que China relajará las restricciones a su sistema de residencia.
Ayer, lunes, una persona se interesó por la adopción de alguna de las trillizas, pero la abuela se negó porque, comentó, "ni comen ni beben si no están las tres juntas y si se separan un rato, se buscan mutuamente".
EFE
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