Los paquidermos han destruido viviendas y cosechas a su paso por la isla de Sumatra. Los aldeanos intentan espantar a los animales haciendo ruido.
Una manda de elefantes salvajes tiene aterrorizadas varias aldeas del extremo septentrional de la isla de Sumatra, en Indonesia, donde han destruido viviendas y cosechas, informaron hoy los medios indonesios.
El jefe de una de las poblaciones, M. Sabi, dijo que "unos 27 elefantes merodean por la aldea desde hace una semana y han derribado tres casas y se han comido las plantas de los arrozales".
Sabi señaló que les habían llegado noticias de que otras localidades de la zona habían sufrido problemas similares, pero no se habían acercado hasta su asentamiento.
Los paquidermos campan a sus anchas y persiguen a cualquier aldeano que se pone a su alcance, aunque, de momento, no se ha producido ninguna víctima.
Ante la falta de respuesta de las autoridades regionales o nacionales, los propios afectados han formado grupos que cada noche tratan de espantar a los animales con ruido, de forma que se muden a otra parte.
La deforestación incontrolada y la proliferación de las plantaciones de aceite de palma, un componente básico de los biocombustibles, destruyen las junglas de Sumatra y el hábitat natural de elefantes, tigres y orangutanes.
Según el Fondo Mundial para la Naturaleza, la población de elefantes en Sumatra ha descendido en un 75 por ciento en dos décadas y quedan entre 3.000 y 4.000.
-EFE-
El jefe de una de las poblaciones, M. Sabi, dijo que "unos 27 elefantes merodean por la aldea desde hace una semana y han derribado tres casas y se han comido las plantas de los arrozales".
Sabi señaló que les habían llegado noticias de que otras localidades de la zona habían sufrido problemas similares, pero no se habían acercado hasta su asentamiento.
Los paquidermos campan a sus anchas y persiguen a cualquier aldeano que se pone a su alcance, aunque, de momento, no se ha producido ninguna víctima.
Ante la falta de respuesta de las autoridades regionales o nacionales, los propios afectados han formado grupos que cada noche tratan de espantar a los animales con ruido, de forma que se muden a otra parte.
La deforestación incontrolada y la proliferación de las plantaciones de aceite de palma, un componente básico de los biocombustibles, destruyen las junglas de Sumatra y el hábitat natural de elefantes, tigres y orangutanes.
Según el Fondo Mundial para la Naturaleza, la población de elefantes en Sumatra ha descendido en un 75 por ciento en dos décadas y quedan entre 3.000 y 4.000.
-EFE-
Comparte esta noticia