Alumnos de la Universidad del Claustro de Sor Juana, crearon novedosos diseños con productos representativos de la gastronomía mexicana.
Vestidos hechos con chile y maíz,
sombreros y "tops" de fríjol y alas de gasa bordadas con cítricos
son algunas de las originales propuestas que presenta la Pasarela
Gastronómica planeada por los alumnos de la Universidad mexicana del
Claustro de Sor Juana.
"Surge a partir de la idea de plasmar no solamente en platos todas las creaciones de los alumnos, y a través de la moda conjuntarlo y plasmarlo en los vestidos", dijo hoy a Efe la coordinadora del proyecto, Blanca Martínez.
Sobre una base de tela, los alumnos han ido añadiendo productos representativos de la gastronomía mexicana, principalmente, como el siempre presente chile que da sabor a todos los platos y el maíz, el alimento que muchos consideran como la misma sangre de México.
"Se trata de no usar alimentos perecederos, como la lechuga, sí se ha hecho en años pasados, pero esta vez se trató de evitar para que los vestidos duraran más y para que lucieran un poco más", explicó Martínez.
El diseño requirió de meses y de muchas pruebas con los alimentos y con el adhesivo que se va a utilizar para pegarlos a los textiles. El montaje y la elaboración se hace con presupuesto de la universidad y de patrocinadores.
Pamela, una de las modelos y diseñadoras, deslumbra a su paso; además de por la sonrisa, por los cientos de tenedores, cuchillos y cucharas con los que está hecho su vestido y que lanzan destellos con el sol que cae sobre el claustro ajardinado.
"En la cocina no sólo son los ingredientes, sino también los utensilios", explicó la estudiante sobre el motivo de inspiración para su brillante conjunto.
Tres meses ha invertido en realizar el vestido, con un corte de falda en diagonal y un vertiginoso escote en la espalda. El sigilo es imposible, ya que al caminar produce un continuo y sonoro tintineo debido a los casi seis kilos de metal que lleva encima.
En total son cuarenta las propuestas de moda gastronómica que desfilarán el sábado próximo en esta universidad capitalina. La pasarela lleva haciéndose ya cinco años; a partir de la pasada edición se introdujo una temática común para los diseños.
Entonces fue la sensualidad y el erotismo, este año el leit motiv pasa a ser noche de circo. Por eso, los trajes son muy vistosos e incluyen elementos como el sombrero y el bastón del maestro de pista.
La pasarela por la que desfilarán las modelos mide diecisiete metros. También se realizará, en un escenario adjunto, una "performance" circense antes del evento.
Las cinco estudiantes que se presentan hoy se mueven como si fueran profesionales: mirada fija, rostro expresivo, gestos propios de una revista de alta costura.
Flor, que ejerce como la presentadora del circo, lleva el conjunto más atrevido: muñequeras y botas de café y maíz palomero, sombrero de fríjoles, top de maíz negro y falda de chile.
"El chile, el fríjol y el maíz son los alimentos más representativos de México, son la tríada principal, por eso los incluí en el traje", refirió.
Marisol despliega su falda de chiles como Cenicienta que sube por las escaleras y sonríe a las atenciones de la cámara. El corsé está hecho de jamaica, canela y unos toques de pimienta, y el sombrero esta hecho de maíz, ciruela pasa y de canela.
Liliana lleva el conjunto más dulce, no en vano el corsé está hecho de azúcar, a juego con los zapatos. A su espalda, unas alas naranjas azucaradas que conjuntan con un parasol del mismo color.
Patricia tiene que pedir ayuda para desplegar las alas de gasa bordadas con limón, piña, toronja y manzana deshidratados de su vestido verde, muy de inspiración oriental. Subida en una piedra, acaricia con sus ojos al objetivo mientras la cámara dispara. EFE
"Surge a partir de la idea de plasmar no solamente en platos todas las creaciones de los alumnos, y a través de la moda conjuntarlo y plasmarlo en los vestidos", dijo hoy a Efe la coordinadora del proyecto, Blanca Martínez.
Sobre una base de tela, los alumnos han ido añadiendo productos representativos de la gastronomía mexicana, principalmente, como el siempre presente chile que da sabor a todos los platos y el maíz, el alimento que muchos consideran como la misma sangre de México.
"Se trata de no usar alimentos perecederos, como la lechuga, sí se ha hecho en años pasados, pero esta vez se trató de evitar para que los vestidos duraran más y para que lucieran un poco más", explicó Martínez.
El diseño requirió de meses y de muchas pruebas con los alimentos y con el adhesivo que se va a utilizar para pegarlos a los textiles. El montaje y la elaboración se hace con presupuesto de la universidad y de patrocinadores.
Pamela, una de las modelos y diseñadoras, deslumbra a su paso; además de por la sonrisa, por los cientos de tenedores, cuchillos y cucharas con los que está hecho su vestido y que lanzan destellos con el sol que cae sobre el claustro ajardinado.
"En la cocina no sólo son los ingredientes, sino también los utensilios", explicó la estudiante sobre el motivo de inspiración para su brillante conjunto.
Tres meses ha invertido en realizar el vestido, con un corte de falda en diagonal y un vertiginoso escote en la espalda. El sigilo es imposible, ya que al caminar produce un continuo y sonoro tintineo debido a los casi seis kilos de metal que lleva encima.
En total son cuarenta las propuestas de moda gastronómica que desfilarán el sábado próximo en esta universidad capitalina. La pasarela lleva haciéndose ya cinco años; a partir de la pasada edición se introdujo una temática común para los diseños.
Entonces fue la sensualidad y el erotismo, este año el leit motiv pasa a ser noche de circo. Por eso, los trajes son muy vistosos e incluyen elementos como el sombrero y el bastón del maestro de pista.
La pasarela por la que desfilarán las modelos mide diecisiete metros. También se realizará, en un escenario adjunto, una "performance" circense antes del evento.
Las cinco estudiantes que se presentan hoy se mueven como si fueran profesionales: mirada fija, rostro expresivo, gestos propios de una revista de alta costura.
Flor, que ejerce como la presentadora del circo, lleva el conjunto más atrevido: muñequeras y botas de café y maíz palomero, sombrero de fríjoles, top de maíz negro y falda de chile.
"El chile, el fríjol y el maíz son los alimentos más representativos de México, son la tríada principal, por eso los incluí en el traje", refirió.
Marisol despliega su falda de chiles como Cenicienta que sube por las escaleras y sonríe a las atenciones de la cámara. El corsé está hecho de jamaica, canela y unos toques de pimienta, y el sombrero esta hecho de maíz, ciruela pasa y de canela.
Liliana lleva el conjunto más dulce, no en vano el corsé está hecho de azúcar, a juego con los zapatos. A su espalda, unas alas naranjas azucaradas que conjuntan con un parasol del mismo color.
Patricia tiene que pedir ayuda para desplegar las alas de gasa bordadas con limón, piña, toronja y manzana deshidratados de su vestido verde, muy de inspiración oriental. Subida en una piedra, acaricia con sus ojos al objetivo mientras la cámara dispara. EFE
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