Un despliegue de miles de policías y de agentes del Servicio Secreto controla el centro de la ciudad, donde se desarrolla la cita internacional.
La capital de EE.UU. amaneció hoy tomada por un fuerte despliegue de seguridad, en la jornada inaugural de una cumbre nuclear en la que participan 47 países, la mayor congregación de líderes en esta nación desde 1945.
Un despliegue de miles de policías (las autoridades no han dado a conocer el número exacto) y de agentes del Servicio Secreto, encargados de la protección presidencial, controlan el centro de Washington, donde se han instalado 6.100 metros de vallas a lo largo del perímetro de seguridad en torno al centro de convenciones de la ciudad, donde se desarrolla la cumbre.
Numerosas calles han quedado cortadas y, aunque las agencias federales se encuentran hoy abiertas con normalidad, muchos funcionarios gubernamentales optaron por teletrabajar o tomarse el día libre, siguiendo las recomendaciones de las autoridades, para evitar los fuertes atascos que se esperan a lo largo de los dos días de reuniones.
Las comitivas presidenciales de los líderes, que les transportan desde los aeropuertos y hoy circularán constantemente por todo Washington, amenazaban con empeorar los atascos.
Helicópteros de las fuerzas de seguridad estadounidense y del servicio secreto sobrevuelan el espacio aéreo en torno al centro de convenciones.
Decenas de agentes vigilaban una manifestación de militantes de la secta religiosa china Falun Gong frente a la entrada de acceso para la prensa.
En varias calles pueden verse camiones municipales de la basura empleados como parte de las barreras de seguridad, mientras vehículos de la Policía y militares recorren continuamente el centro de Washington.
La seguridad se ha intensificado aún más en el centro de convenciones tras la llegada al edificio del presidente de EE.UU., Barack Obama, quien mantendrá cinco reuniones bilaterales antes de dar por inaugurada la cumbre nuclear con una cena de trabajo esta noche.
Obama tiene previsto reunirse con el rey Abdalá II de Jordania; el primer ministro malayo, Mohamed Nayib Abdul Razak; el presidente ucraniano, Viktor Yanúkovich; el líder armenio, Serzh Sargsian, y el jefe de Estado chino, Hu Jintao.
La cumbre ha sido declarada por el director del Servicio Secreto, Mark Sullivan, un "evento especial para la seguridad nacional", es decir, un acontecimiento de la categoría de una investidura presidencial.
Aunque las autoridades no han revelado el número de agentes asignados a este operativo, la cifra superará la de septiembre de 2009, cuando unos 6.000 policías y soldados de la Guardia Nacional se encargaron de la seguridad de los mandatarios del G20 en Pittsburgh (EE.UU.).
Mucho mayor fue el despliegue en la investidura de Obama, en enero de 2009, cuando fueron unos 42.000 agentes, entre ellos 7.500 soldados, 10.000 efectivos de la Guardia Nacional y cerca de 25.000 policías locales y federales, los que garantizaron la seguridad dirigidos por el Servicio Secreto.
-EFE-
Un despliegue de miles de policías (las autoridades no han dado a conocer el número exacto) y de agentes del Servicio Secreto, encargados de la protección presidencial, controlan el centro de Washington, donde se han instalado 6.100 metros de vallas a lo largo del perímetro de seguridad en torno al centro de convenciones de la ciudad, donde se desarrolla la cumbre.
Numerosas calles han quedado cortadas y, aunque las agencias federales se encuentran hoy abiertas con normalidad, muchos funcionarios gubernamentales optaron por teletrabajar o tomarse el día libre, siguiendo las recomendaciones de las autoridades, para evitar los fuertes atascos que se esperan a lo largo de los dos días de reuniones.
Las comitivas presidenciales de los líderes, que les transportan desde los aeropuertos y hoy circularán constantemente por todo Washington, amenazaban con empeorar los atascos.
Helicópteros de las fuerzas de seguridad estadounidense y del servicio secreto sobrevuelan el espacio aéreo en torno al centro de convenciones.
Decenas de agentes vigilaban una manifestación de militantes de la secta religiosa china Falun Gong frente a la entrada de acceso para la prensa.
En varias calles pueden verse camiones municipales de la basura empleados como parte de las barreras de seguridad, mientras vehículos de la Policía y militares recorren continuamente el centro de Washington.
La seguridad se ha intensificado aún más en el centro de convenciones tras la llegada al edificio del presidente de EE.UU., Barack Obama, quien mantendrá cinco reuniones bilaterales antes de dar por inaugurada la cumbre nuclear con una cena de trabajo esta noche.
Obama tiene previsto reunirse con el rey Abdalá II de Jordania; el primer ministro malayo, Mohamed Nayib Abdul Razak; el presidente ucraniano, Viktor Yanúkovich; el líder armenio, Serzh Sargsian, y el jefe de Estado chino, Hu Jintao.
La cumbre ha sido declarada por el director del Servicio Secreto, Mark Sullivan, un "evento especial para la seguridad nacional", es decir, un acontecimiento de la categoría de una investidura presidencial.
Aunque las autoridades no han revelado el número de agentes asignados a este operativo, la cifra superará la de septiembre de 2009, cuando unos 6.000 policías y soldados de la Guardia Nacional se encargaron de la seguridad de los mandatarios del G20 en Pittsburgh (EE.UU.).
Mucho mayor fue el despliegue en la investidura de Obama, en enero de 2009, cuando fueron unos 42.000 agentes, entre ellos 7.500 soldados, 10.000 efectivos de la Guardia Nacional y cerca de 25.000 policías locales y federales, los que garantizaron la seguridad dirigidos por el Servicio Secreto.
-EFE-
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