Además, 5.000 personas han resultado heridas en los combates, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Más de 1.000 personas han muerto y otras 5.000 han resultado heridas en los combates que desatados hace tres meses por la ofensiva militar del mariscal Jalifa Hafter, el hombre fuerte de Libia, para hacerse con el control de Trípoli, informó hoy la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Por su parte, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), organismo dependiente de Naciones Unidas, elevó hoy a 53 el número de víctimas mortales, seis de ellas menores, por el bombardeo el pasado 3 de julio contra un centro de detención de migrantes, en el que resultaron heridas otras 130 personas.
Según su portavoz, Joel Millman, al menos 350 migrantes, entre ellos 20 mujeres y cuatro menores, continúan detenidos en dicho centro.
El ataque ocurrió poco antes de la medianoche cuando, según la versión del gobierno sostenido por la ONU en Trípoli (GNA), un avión de combate F-16, supuestamente perteneciente a la fuerza del mariscal Hafter, atacó un centro de detención situado en la localidad de Tajura, al sur de la capital.
El centro, un complejo integrado por varios edificios que acogía a esa hora en su interior a unos 620 migrantes y que ya había recibido disparos anteriormente, está gestionado por la milicia de Tajura, una de la más influyentes y aliada del GNA en la guerra contra Hafter.
Aunque no existen aún pruebas definitivas, el gobierno sostenido por la ONU en Trípoli acusó de nuevo a Hafter y pidió formar una comisión especial internacional conjunta que investigue y depure responsabilidades.
Hafter, el único que tiene este tipo de aviones en Libia, puso cerco a Trípoli el pasado 4 de abril, pese a la presencia en la ciudad del secretario general de la ONU, Antonio Guterres, en un claro mensaje a la comunidad internacional que tenía como primer objetivo arruinar el actual plan de paz.
Desde entonces se suceden los combates en las áreas rurales del sur de Trípoli, en una espiral de violencia que ya ha segado la vida de centenares de personas, causado heridas a más de 5.000 y obligado a más 30.000 familias a abandonar sus hogares y a convertirse en desplazados internos.
Los enfrentamientos armados también han afectado gravemente a los miles de migrantes, en su mayoría subsaharianos, que se encuentran en los alrededores de la capital a la espera de poder viajar de forma irregular a Europa o que han sido recluidos en centros de detención tras haber fracasado en el intento. (EFE)
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