Un grupo de hombres armados atacó unas 15 aldeas, secuestrando a 102 niños y mujeres y robando 800 cabezas de ganado.
El número de muertos en la matanza ocurrida el pasado viernes en el oeste de Etiopía ha aumentado a 208, 102 niños y mujeres secuestrados y más de 800 cabezas de ganado robadas, informó la televisión estatal etíope.
En un comunicado emitido a última hora de ayer, el primer ministro etíope, Hailemariam Desalegn, ofreció sus condolencias a las familias afectadas y aseguró que el Ejército ya ha matado a 60 atacantes y perseguirá al resto "hasta el último de sus escondites".
Un grupo de hombres fuertemente armados de la tribu murle, que habita en las regiones de Jonglei y Alto Nilo del este de Sudán del Sur, cruzó la frontera con Etiopía el viernes por la noche y atacó unas 15 aldeas de mayoría nuer, otra tribu sursudanesa con presencia en ambos países.
El Gobierno etíope aseguró que los atacantes no tiene ningún tipo de vinculación con los seguidores del presidente de Sudán del Sur, Salva Kiir, ni del exvicepresidente y líder rebelde, Riek Machar, que están en conversaciones para formar gobierno tras una guerra civil de casi dos años.
La región de Gambella, situada en el extremo más occidental de Etiopía y que está virtualmente rodeada por Sudán del Sur, acoge a más de 250.000 refugiados sursudaneses.
Es un escenario constante de escaramuzas y enfrentamientos entre las diferentes tribus de ambos lados de la frontera, aunque hasta ahora no se había producido una matanza de esta magnitud.
En el último episodio de estas características, ocurrido hace meses, policías de la administración regional pertenecientes a las dos comunidades étnicas se enfrentaron entre ellos, lo que obligó al Gobierno del país a tomar el control de la administración local y sus fuerzas de seguridad, que fueron desarmadas.
EFE
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