El presidente electo de Corea del Sur anunció su intención de transferir sus oficinas de la tradicional sede gubernamental, medida que sus críticos achacan a las supuestas prácticas espirituales del nuevo líder.
El presidente electo de Corea del Sur anunció el domingo su intención de transferir sus oficinas de la tradicional sede presidencial, la "imperial" Casa Azul, una medida que sus críticos achacan a las supuestas prácticas espirituales del nuevo líder.
Yoon Suk-yeol, vencedor de unas reñidas elecciones a principios de este mes, ya advirtió durante la campaña que trasladaría los asuntos presidenciales fuera de la Casa Azul, donde residen los líderes de Corea del Sur desde 1948.
Según este exfiscal, la sede fomenta una presidencia "imperial" y socava la comunicación con la población.
Pero sus detractores aseguran que su deseo responde a su creencia en el "feng shui", práctica religiosa tradicional que enfatiza la importancia de la armonía entre los humanos y la naturaleza. De Yoon Suk-yeol también se ha dicho que mantiene vínculos con un chamán.
No es el primer mandatario en querer cambiar la sede. El presidente saliente, Moon Jae-in, también se comprometió a mudarse "para erradicar la cultura presidencial autoritaria".
Inconvenientes
Pero la medida supone importantes obstáculos, como su coste, de alrededor de 50 000 millones de wones (41 millones de dólares) y logísticos y de seguridad, ya que las carreteras en la concurrida Seúl deberían cerrarse todos los días durante el trayecto presidencial.
Yoon Suk-yeol aseguró que comenzará a trabajar desde el recinto del Ministerio de Defensa después de su toma de posesión el 10 de mayo.
La Casa Azul arrastra la fama de fomentar la mala suerte de sus residentes: los últimos mandatarios han pasado por juicios políticos, procesos por corrupción y encarcelamiento. (AFP)
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