“Este veredicto es sospechoso porque la ley no se respetó desde el principio hasta el final”, denunció el exdictador militar paquistaní, quien se encuentra refugiado en Dubái.
El exdictador militar paquistaní Pervez Musharraf afirmó este miércoles que la sentencia de muerte a la que ha sido condenado por traición es una “venganza personal” y que no se respetó el proceso legal.
“El caso se puso en marcha por una venganza personal de algunas personas”, afirmó el general en un vídeo, en sus primeras declaraciones públicas después de que fuese condenado ayer.
En la grabación, enviada a EFE por su abogado Azhar Siddique, Musharraf aparece tumbado en una cama de hospital con un aspecto deteriorado y dificultades para hablar, en Dubái, donde se encuentra desde 2016.
“Yo digo que este veredicto es sospechoso porque la ley no se respetó desde el principio hasta el final”, aseguró el militar retirado que llegó al poder por un golpe de Estado en 1999 y gobernó la potencia nuclear hasta 2008.
El expresidente que salió del país hace tres años con la promesa de volver para hacer frente a la Justicia y desde entonces ha rechazado volver a Pakistán, se quejó de que no se le “permitió ni al abogado ni al acusado hablar en su defensa”.
Musharraf acusó a “personas con poder” de ir tras él abusando de su autoridad y señaló directamente al presidente del Supremo, Asif Saeed Khosa, “por asegurarse” de que hubiese una pronta resolución del caso.
El general fue sentenciado a muerte el martes en ausencia por el delito de alta traición debido a que suspendió el orden constitucional en 2007, siendo esta la primera ocasión en los 72 años de historia del país que un dictador militar es condenado por sus acciones.
Tras el anuncio de la sentencia, el Ejército declaró rápidamente que no se ha seguido el debido proceso legal en la condena del exmilitar y que "espera" que se haga justicia de acuerdo con la Constitución, un apoyo que Musharraf agradeció hoy en el vídeo. (EFE)
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